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domingo, 30 de diciembre de 2012

No seas Presa del Recuerdo.

Empiezo sin ganas, buscando simplemente mi inspiración, algo diferente bajo las ramas curvadas de este árbol en el que el tiempo se ha cebado con saña... La muerte a corrompido sus hojas amarronadas que se desprenden de las ramas para caer enfrente de mi. Tal vez no sepa muy bien que día es hoy... Ha pasado demasiado tiempo desde el momento en el que dejé de darle importancia al calendario, al reloj, a los años que pasan desgastando, la vida, de su color. Son simples y viles números que atormenten mi alma, que me convierten en un alma en pena que no sabe que escribir, que contar, que decir al mundo para que me escuche. Y es que todo lo que alcanzan a ver mis ojos, y los tuyos, acabará desapareciendo. Me temo que esto en lo que vivimos es la vida, no un cuento. No hay hadas, no hay brujas, no hay princesas y, mucho menos, hay príncipes apuestos que te llenen de alegría. Cada cual tiene lo que quiso en su momento, lo que las decisiones mal tomadas le llevaron, ahora el cuento está acabado y no voy a retomarlo. De momento. Soy feliz leyendo esta novela que espero que sea como la historia interminable, soy feliz en esta vida que he alcanzado gracias a esconderme de mis pesadillas, gracias a no mirar dentro de la oscuridad de nuevo...


Tal vez asumir el paso del tiempo sea algo más que asumir que algún día la dama oscura te atrapará en su abrigo para llevarte con ella. Que todo lo que conoces algún día dejará de importarte, que todo lo que hoy empieza mañana puede acabar... Tal vez sea aprender que vale la pena disfrutar y que cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, cada semana, cada mes, cada año... Son únicos. Jamás volverán, jamás se repetirán. Perdiste la oportunidad de disfrutarlos en el mismo momento en el que pasan por delante de tus ojos. Y lucha por ser feliz, que eso es lo que nos diferencia de los demás.  Porque vale la pena recordar, pero jamás seas presa del recuerdo que un día te hizo sonreír.

Sabes a Gloria, Pequeño.

Me he sentado una vez más sobre este frío y solitario colchón a pensar, a recordar de nuevo.
He sentido un escalofrío al pensar en como ha cambiado todo. Ya no estoy sola. Lo estuve y no supe ver como, yo misma, me pedía que fuera fuerte. Que quedaban cosas por las que luchar cada noche y cada día. Que te echaría de menos pero que esa sensación desaparecería, con el paso del tiempo, acompañada del ardor que sentía al verte. En eso he hecho trampas, no he conseguido volver a verte desde el día en que tuve que apartar mi mirada para no romper a llorar. Te eché de menos durante muchas noches frías, pero jamás pensé que podría ser tan feliz lejos de tu sonrisa.
Le miro fijamente a sus ojazos verdes, esperando, él mira mis ojos que son cristales en un fondo blanco sin fin, y entiende mis sentimientos, mi miedo, mis ganas de que me bese, me abrace y me diga que me ama. Ya no siento todo ese miedo, se desvanece tras sus pupilas, huyendo de mi. Por fin.
Ya no siento ese frío de soledad, ahora solo siento los latidos de mi corazón imitando los suyos. Creo que podré seguir siendo yo durante mucho tiempo y esquivo este extraño sentimiento, noche tras noche. Por fin decido enfrentarme y pienso dónde estará aquella caja en la que escondí todos esos recuerdos custodiados por toda aquella soledad. Y desencadeno muchos sentimientos, sobretodo frustración, quiero saber cosas y no puedo. Recuerdo cada hallazgo y un sentimiento extraño se posa sobre mis pestañas. Creo que es más incertidumbre, demasiado tarde para pensar, mejor voy a dormir, mañana será un nuevo día... Tal vez lleno de más preguntas. Tal vez lleno de más respuestas sin una pregunta que les dé sentido, que las complete en este mundo incompleto. Un día más. Perfecto cuando es contigo.


A veces pienso que el camino 
lo creo yo con el paso de
mis pies.
Luego recuerdo:
No todo está terminado,
queda mucho que andar.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Distancia y Lágrimas Desbordadas.

No lo echaba de menos, no.
Pero de vez en cuando viene bien
huir de la realidad para sumirse
en la distante eternidad.
Caminar entre el ruido de
esta pequeña y enorme ciudad.
No escuchar nada más que los coches,
la gente, mi mente lejana y tus latidos cercanos.
Un pensamiento claro: No quiero cambiar
esto por nada de lo que pueda llegar.

No busco nada entre estos parajes,
solo quiero que te quedes y no sigas distante.
Que me beses, me muerdas, me arañes...
Me hagas sentir que no habrá jamás nadie
que me complete de la misma forma en la que tú lo haces.
Y tienes frío, se te amoratan los labios, pero me besas
y se queda todo ese temor muy lejos... De ambos.
Escucho en mi mente miles de palabras, sin sentido,
miles de recuerdos, ya perdidos, enterrados en el olvido.
Intentaras ocultarlo, intentarás no llorar al recordarlo,
pero una cosa es cierta: Ocurrió y tal vez fue lo mejor
de todo este mundo cruel y solitario,
que llora la lluvia de tu tejado. Mojando los sueños
desterrando las pesadillas aquellas en las que
 tú no estás a mi lado.

Ya no echo de menos aquellas tardes... Bueno, ya no las necesito.
Ahora disfruto cada aliento de tu voz, cada respiración entrecortada,
cada palabra intentando explicar cada sentimiento de esos
que no eres capaz de demostrar con echos, de los que te sacan
los latidos sonoros  de este corazón ajeno y distante.
Este corazón alegre que te besará mil veces, cada segundo;
soñará con despertar a tu lado, cada instante.
No busques la verdad, crea tu propia realidad y cree en ti.
Por algo eres esta realidad distante y pasajera que alegra
mi mirada, mi sonrisa, mi vida y la completa de manera afortunada.
Te he echado de menos, ahora te siento cada vez más dentro,
te quiero aquí a mi lado, pero no es lo único que quiero...
También quiero nuestro futuro, juntos, este que planeas sonriendo
como si el mundo no cambiara cada segundo que pasa.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Si Quieres Gritar, que Nadie te Calle.

Y si quieres gritar, grita.
Que no hay nada malo en esto que gritas.
Gritas por luchar, luchar,
por lo que merece ser luchado, gritado.
Que nadie te silencie, no pueden,
si callan tus gritos sentencian, poco a poco, sus muertes.
Tu voz sonará más fuerte que su poder,
eso que usan siempre en tu contra, para que estés a su merced.

No te calles, nunca, sabes que lo que sientes te mantiene con vida.
A pesar de todas estas heridas, que han creado con ira,
¿no puedes más? Yo te doy más vida.
¿Quieres rendirte? ¿De verdad? Lucha.
No hay nada más importante que aquello por lo que
estás dispuesto a romper tu cuerpo en mil pedazos.
Grita, lucha, ríe, soporta y sonríe.

No te mantengas al margen cuando callan tu voz,
grita más fuerte y mantente con tus ideales.
Eres fuerte, te crearon para defenderte.
No dejes que te callen, por favor, grita cuando
a mi no me quede más voz.

Analiza todo lo que hay a tu al rededor, ¿merece la pena?
Si lo merece, lucha, si no sigues para adelante, encuentra algo
que merezca hasta la última gota que corre por tu espalda.
Piensa en esa majestuosa mirada que te da su fuerza,
¿la tienes ya pensada? Eso es lo que te dará ganas,
de luchar, de reír y de gritar aún más.

Que no te silencien, necesito de tu fuerza
para ser yo, cada día, más fuerte.
No sabes aquello que tienes, no sabes aquello
que pretenden arrebatarte, lucha y descubre,
que eres muchísimo más fuerte de lo que pensabas.
No caigas, no merece la pena caer desde la tempestad
mantente erguido  ante lo que pretende aplastarte.
No pueden, no deben y no lo conseguirán.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Oscuridad.

La madrugada despunta entre las espesas y oscuras nubes, el miedo cubre directamente toda la ciudad. Arwin camina por las calles, vacías, solas, oscuras... No hay nadie, el miedo empieza a acosarla con la fuerza de un huracán. Comienzan a resbalar por sus mejillas pequeñas gotas de agua salada, que caen hacia el olvido. Está sola. No queda nadie más y tiene miedo. ¿Por qué ella sigue allí? ¿Por qué la oscuridad no la ha engullido, como a los demás? Tiene ganas de gritar, pero se lo impide el temblor de su cuerpo y el miedo de que si que quede gente por allí y pueda oírla... Salió a la calle, entre la confusión y el miedo, para buscara Dalid. No sabe si él seguirá con vida. Una idea se le pasa por la mente "Llámale." Cogió su teléfono y tecleó rápidamente aquel número tan conocido. No hay línea. "Mierda." Pensó ella, y bajó la calle continuando con su camino, no se iba a rendir hasta ver el cuerpo inmóvil de Dalid en el suelo, no se rendiría hasta hallar la certeza de que estaba sola.
No había visto ningún cuerpo, llevaba una hora caminando y no había visto nada, ni nadie. Tenía miedo, la luna velaba por ella pero no era suficiente para no sentir el frío, el olor a quemado y el miedo impartía un efecto de angustia en la muchacha. Caminó, caminó durante horas sin descansar y sin ver a nadie. El silencio comenzaba a hacerse perturbador.
-Si no encuentro a nadie, me volveré loca.- Susurró sin esperar la respuesta de nadie.- ¿Me has oído? ¡Loca!- Gritó con toda la fuerza de sus pulmones.
Llegó a casa de Dalid, le temblaba todo el cuerpo, cogió la copia llave que ella tenía y entró en la penumbra. Olía todo a cerrado, ese portal siempre olía a cerrado. Subió los escalones del edificio, lo más en silencio que pudo y llegó a la gran puerta de madera, sacó la llave, la metió en la cerradura y giró, la puerta abrió sin ofrecer ninguna resistencia. Tomó aire y entró. Caminó por los pasillos hasta llegar a la habitación del muchacho y, allí estaba, tumbado en su cama... Parecía estar bien, pero temía acercarse y que no lo estuviese. -Cariño...- Susurró intentando despertarlo. Nada.- Cariño...- Susurró un poco más alto. Y por fin despertó , entre la penumbra se escuchó un bostezo y ella corrió a abrazarle.- Si el mundo ha acabado, me quedo aquí, contigo.- Dijo él, invintándola a tumbarse junto a él.
-Te quiero.- Susurró ella en su oído mientras se tumbaba abrazada a él, esperando a que algo ocurriera, tanto si es bueno o malo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Y No Lo Olvides.

Puede que el frío corrompa mis pulmones.
Puede que creas que puedes conmigo.
Puede que confíes en el olvido.
Puede que por las noches le necesite.
Puede que nunca haya estado tan bien como ahora.
Puede que ya no derrame lágrimas cada hora.

Puede que sea más fuerte de lo que puedes ver,
que no necesite nada más que su sonrisa, 
pero ten muy claro que si me dañas, saltaré.
No voy a rendirme por nada, nada va a aplastarme,
soy más fuere de lo que tú mismo te crees.
Nunca lo olvides: Yo ya te olvidé.

Pasea la mirada, como si no le importara,
buscando la mirada que antes le pertenecía.
El problema es que esa mirada ya tiene dueña.
La vida es su dueña y se la regala siempre a otro.
Otro que ha sabido quererla.
Siempre más que ayer, pero menos que mañana.

No me arrepiento de nada, todo está bien.
Todo lo que ha hecho lo he hecho, no hay más.
No hay cosas que borrar, no hay cosas que olvidar.
Hay cosas que mejor superar para seguir hacia delante,
siempre con esa preciosa sonrisa constante.
No te rindas, sé fuerte por aquellos que aún dicen amarte.

¿Olvidaste las cosas por las que luchabas?
¿Olvidaste las lágrimas que derramaste por ellas?
¿Olvidaste que cumplimos todo lo que nos 
prometieron aquellas brillantes estrellas?
Yo no, no lo olvido y lo sigo cumpliendo, cada día.
Sonriendo a mi reflejo que me grita:

Pequeña, sigue hacia delante, eres fuerte.
Eres más grande de lo que crees.
El horizonte es donde acabarán,
con valor, tus pies.

martes, 18 de diciembre de 2012

Felicidades Princesa.

¿Sabéis esa persona que nunca te decepciona y qué siempre está ahí cuando la necesitas? ¿Esa persona perfecta que hace tus días mejores? ¿Esa niñita que te mira desde sus ojazos marrones y te sonríe haciéndote sonreír? ¿Sabéis de quién os hablo? Eso es, os hablo de mi niña, Ana Castelo Sánchez.

Hoy, hace quince años, nació esta pequeñita chiquilla rubia, con los ojos marrones con brillos verdes, de esos que te quedarías horas mirando fijamente. Es ella. Preciosa, siempre entera hasta que estalla y acabamos las dos con nuestras tardes de lloreras incomprensibles en las que ambas sacamos todo lo que nos hace daño y acabamos riendo, por cualquier chorrada. Me encanta tu sonrisa, si nunca te lo había dicho, ahora ya lo sabes. TIENES UNA SONRISA PRECIOSA. Eres una persona maravillosa, que me alegra los días simplemente siendo ella, eres esa personita que me hace reír constantemente con cualquier chorrada a las tres de la mañana, aunque estés a miles de kilómetros. Da igual, tú me haces sonreír pase lo que pase.  Y te agradezco todos estos años, a tu lado, siendo la que seca esas lágrimas que han rebosado un millón de veces por esos ojos fuertes que luchan por seguir adelante con todo lo bueno y todo lo malo. Luchas porque eres una persona tan resistente, que siempre me haces feliz con poco, te quiero pequeña, que pases un día genial y te regalen muchas cositas.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Welcome to The Jungle

Estoy sentada en mi silla, inmóvil, mirando al techo. Noto como el resto del mundo se mueve por todas partes, el bullicio se parece fundir con la realidad, yo huyo. Lejos. Al mar de tus ojos que me relaja los músculos del cuerpo, esos mismos músculos que se tensan con cada palabra de cada persona de esa clase, a cada persona que ya comienzo a ignorar para proteger mi mente... No me apetece nada, estoy allí, simplemente por estar. Por primera vez en mucho tiempo siento que  no estoy donde debería estar. Debería estar a un kilómetro y medio, abrazando tu cuerpo, con tu aliento en mi cuello y tu voz susurrando cosas en mi oído. Un te quiero, una canción suave, unas ganas terribles de besarte... Pero no. Estás muy lejos y yo estoy también demasiado lejos de todo. "Estoy bastante harta de todo, con pocas ganas de nada, ojalá volviera de nuevo el verano, el calorcito, la compañía de las personas a las que quiero, sin más preocupaciones que disfrutar de la vida... No sé, lo echo de menos. Supongo que mi vida ha cambiado demasiado con el paso del año, pero sobretodo en verano. No sé, este verano ha sido distinto, ha sido genial. Y lo echo de menos, ¡joder! Echo de menos despertarme a las dos de la tarde y vestirme corriendo para irte a ver, o simplemente para ir con la panda de locos que tengo como amigos..." Eso pienso mientras la clase avanza, me da igual, seguid hablando, hoy no me importa nada. Me da igual, estoy hasta donde mi mente abarca y no pienso callarme por nadie. Soy una chica rara, y puede que eso os haga gracia, puede que la toméis conmigo porque soy rara, pero me gusta serlo. Me encanta que esos ojazos verdes me miren a los míos azules y me digan: "Que rarita me eres." Y yo derretirme, en el acto.
Soy rara, me gusta, me divierten mis neuras extrañas. Si no te gusta, te giras, no me mires, no me hables, no me haces falta. Siempre acabo harta de vosotros, siempre me sacáis de quicio, pero todo se me pasa cuando llegas y me besas y abrazas, tan fuerte que me espachurras, y me levantas por los aires mientras yo sonrío sin poder evitarlo, mirándote a los ojos fijamente y acabando besarte. Porque eres lo mejor de mi mundo.
Bueno... Debería regresar a la realidad, mis compañeros cuchichean y tengo que enterarme, eso me mantendrá atenta a lo que me puedan hacer, me siento como en la puta jungla, y estoy en una simple clase de inglés... Odio este sentimiento, odio que cualquier ojo que se posa en mi, me juzga, sin conocerme. Se meten en mi vida fingiendo que les importo y no es verdad. Echo de menos los años en los que la gente era sincera no sé... ¿La guardería? La gente miente mucho, oculta lo que no debe y lucha demasiado por muy poco. La gente pierde los principios, a veces por gente o razones... Más o menos entendibles... Pero otras simplemente no saben que principios seguir y los cambian, los cambian buscando el acuerdo de todos. Menuda chorrada. Yo paso ya de lo que os parezca bien o mal... Sinceramente, dejadme en paz. Quiero equivocarme, caer y recogerme del suelo con mi sonrisa. No, no pienso detener mis pasos por vuestros estúpidos juicios morales cuando vosotros hacéis cosas mil veces peores. Si es que les odio, me sacan de quicio, me juzgan y ni si quiera saben por qué hago lo que hago. Iros todos a organizar vuestras vidas y dejad la mía en paz, que os garantizo que está muy bien como está. Si caigo, me levanto, no os preocupéis por mi.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Soy Fuerte, La Vida Me Ha Hecho Fuerte

Es mucho más sencillo escribir cuando hay algo que contar, cuando me da la neura y tengo algo que deciros, pero hoy no es que tenga "Algo" que deciros, es que son muchas cosas las que se han amontonado en mi mente, cosas como que hay más vida que la que vives mientras vives, ¿hay algo después? Eso no lo sé, y no quiero saberlo de momento. Hay algo, un no sé qué, que mantiene despierto ese sentimiento sobre esa persona durante mucho tiempo... Aún me acuerdo de mi bisabuela Manola, cuando yo era chiquitita e iba a verla, ella tumbada en su cama y yo tumbada a su lado. Mirándola a sus ojazos azules, esos que he heredado de ella.Y un día, llegué corriendo a su cuarto, con una sonrisa de oreja a oreja, esperando a que me diera uno de esos caramelos de miel que me encantaban mientras me cantaba alguna na na al oído... Y ya no estaba. Se había ido, sin decir adiós a nadie, simplemente dejó de estar allí. ¿Sus últimas palabras que recuerdo? "Pequeña, te estás haciendo muy grande." No recuerdo más de ella, me dejó cuando tenía apenas tres añitos, nadie volvió a hablar de ella. Supongo que su perdida dejó una herida demasiado grande... Se notaba que era una mujer fuerte, muy fuerte. Se la notaba en esos fantásticos ojos azules... Ahora entiendo porque me dicen que parezco fuerte, porque heredé aquellos ojos repletos de fuerza. Repletos de experiencias inolvidables que la harían luchar por su vida hasta que no pudiera más.
Cuando la perdí... Era muy niña, muy pequeña para entenderlo. No recuerdo ni el funeral, ni las palabras de consuelo de mis abuelos, no recuerdo nada. Solo recuerdo ese sentimiento de vacío al entrar en su cuarto y que no estuviera allí, esperándome con una sonrisa. Me entristece que se haya perdido tantas cosas... No me ha visto crecer, no me ha visto madurar, no me ha visto caer para más tarde levantarme... No ha visto mi cara al ver a mi hermana pequeña. No ha conocido a mi hermana... ¿Por qué ahora escribo sobre ella después de tanto tiempo? La verdad: No lo sé. Supongo que algo me ha recordado su mirada... O simplemente ella me ha susurrado al oído que siga para adelante y eso ha hecho que sienta la necesidad de hablaros de ella. Era una mujer increíble, espero llegar a ser como ella. Bueno, la verdad es que las mujeres de mi familia siempre han sido muy fuertes... Lo notas en sus ojos, nada más las miras. Tienen ese brillo desafiante, ese no se qué que te hace ver que no vas a poder destruirlas, por mucho que lo intentes. Espero haber heredado ese brillo yo también... Espero ser una digna sucesora de las mujeres de mi familia... No sé que es lo que me ha dado para escribiros sobre algo tan personal... Simplemente lo necesitaba. Necesitaba recordar aquella mujer, tumbada en su cama, que antes pensaba que simplemente estaba cansada, ahora me doy cuenta que estaba enferma, que luchaba por respirar y que, siempre, supo mantenerme ajena al dolor que ella transformaba en sonrisas. Otra cosa que he heredado de ella, siempre sonrío. Tengo que estar muy mal para no tener una sonrisa en la cara, porque soy fuerte. La vida me ha hecho fuerte.
Y ahora, cuando la vida me sonríe, cuando por fin tengo todo eso que deseaba... Me doy cuenta de que es todo gracias a esta fuerza, todo es gracias a poder con todo aunque pretendieran destruirme. Nadie consigue quebrar mis talones y tirarme al suelo, si eso me caigo yo. Pero siempre me levanto. Y es que la naturaleza de mi mente me obliga a tirar hacia delante, me obliga a luchar y ahora tengo una buena razón para luchar... Seamos sinceras, lucho porque tengo esa sonrisa y esos ojazos verdes que me miran y me animan a besarle y ha decirle que le quiero. Lucho porque tengo un "Por quien" hacerlo. Después de tanto tiempo mi vida cobra sentido y... No sé, simplemente me acordé de esa mujer fantástica que estará orgullosa de mi, esté donde esté.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Amor en unas Agujas de Reloj

Despierta por la mañana, con la mirada puesta siempre en el reloj matinal de la estación, va a escapar de allí, no puede más. Este sentimiento de soledad lo consume día a día. Muerto en su propia vida, no así no podía seguir. Cruza media ciudad, con las pupilas encendidas que se funden en la tristeza que ellas mismas reflejan. Lucha contra viento y marea, lucha con su tempestad interna. Puede con ello, es demasiado fuerte como para rendirse. Él no, otra persona puede que se rindiera, puede que todos tiraran la toalla, pero él no. Él luchará por la persona que ama, hasta la última gota de sangre de su cuerpo. Ella lo merece.
Llega al portalón, vestido con harapos sucios, de esos que llevan la gente como él: Los vagabundos. Lleva tanto tiempo viviendo en la calle que ya se avergüenza de sí mismo... Y eso comienza a pasar factura. Sabía perfectamente que, avergonzarse de sí mismo, no era una opción para él. Pero era lo que la sociedad había implantado en su joven mente. Entró en el portal, con la llave que había siempre debajo del felpudo, entró en el cuarto de limpieza y se puso su traje, no muy elegante pero por lo menos no eran harapos. Subió los cincuenta y seis escalones, llevaba tanto tiempo subiéndolos que los habría contado una y mil veces. Llamó a la puerta, con la mejor de sus sonrisas y ella apareció tras esta, con su magnífica sonrisa iluminando su rostro. Creando un destello por tal belleza. ¿La quería? Eso había ido a intentar averiguar.
-Hola, Cris. - Dice ella abrazándole.
-Hola, Angy.- Dice él, tal vez un poco asustado. Sí, demasiado asustado. Comienzan a temblarle las piernas.
-¿Qué tal la semanita?- Dice ella con su sonrisa aún alumbrando aquel corazón asustado e invitándole a entrar.
-Agotadora, princesa, agotadora.- Dice él, con la mente atorada buscando las palabras más adecuadas que decirle.
-Bueno, eso no está tan mal. Sería peor una semana aburrida.- Dice ella guiñándole un ojo y haciendo que él no pueda evitar sonreír.
- ¿Cómo sabes si quieres a alguien?- Dice él borrando aquella sonrisa y posando en aquel rostro un signo de añoranza.
- Cuando lo miras y piensas: Mataría por aferrarme a sus latidos y ya no soltar jamás. Eso es lo que yo pienso cuando te miro.- Dice ella en un arranque de valentía.
- Te quiero.- Dice él simplemente. Acaban besándose, sellando aquel "pacto". Cris le contó quién era realmente, Angy demostró que le quería quedándose a su lado a pesar de todo. Fueron felices, sí, fueron muy felices. Tal y como la vida les había prometido tras tanto sufrimiento.

martes, 4 de diciembre de 2012

Mi razón para Respirar.

Suena el despertador, muy fuerte, en mitad de aquel cuarto oscuro. Una sombra se levanta despacio de la cama, no había dormido gran cosa, pero tocaba afrontar un nuevo día. Salió a la calle, conteniendo las lágrimas y manteniendo una sonrisa que pretendía ocultar aquel terror que hacía que le temblara todo el cuerpo, hasta las pestañas. Llegó a la puerta del hospital con un caja de donuts para las enfermeras, les debía demasiado a aquellas mujeres tan... Increíbles. Cogió aire parada en la entrada del hospital, esbozó una sonrisa y entró a verle, un día más. Recorrió aquellos pasillos, dejó la caja en el mostrador de enfermería, tras su gratitud se quedó en la puerta del cuarto, mirando a Charles dormitar o hacer como que dormitaba...
-Hola, cielo.- Dice ella entrando, sentándose en el sillón de enfrente a la cama y cogiendo su mano, apretándola fuerte contra la suya.
-Hola, mi amor.- Dice él, mirándola directamente a sus ojos llenos de lágrimas, ella ve, en los ojos de Charles, toda la fuerza y la pasión con la que cada día lucha por la enfermedad que lo devoraba por dentro, cada día un poco más, más duro, más difícil de vencer. Aguantó las lágrimas hasta que, el muchacho, soltó la mano de Laura y acarició con esta la mejilla de la chiquilla. En ese momento las lágrimas resbalaron ferozmente por aquella dulce, fría y distante piel.
-¿Cómo puedes mantenerte fuerte a pesar de todo esto?- Dice ella, llorando, sabiendo que no le quedaban demasiados días a su lado. El virus estaba ganando aquella batalla y, tal vez, la guerra.
-Por ti, todo lo que hago es por ti, hasta respirar. Cuando no me queden fuerzas acércame la biografía de tu cuerpo, quiero leer todos tus lunares para tener razones para seguir luchando, seguir siendo fuerte para ti.- Dice él, mientras aprieta fuertemente su mano.
De repente la hace un gesto con la mano para que se tumbe a su lado, abrazada a él. Así, Laura, pierde lo único que le ata a la vida, aferrada a su último respiro, aferrada a esa alma que se escapa de su lado, esa alma que le da realidad, esa alma que le da el aire para respirar, deja de hacerlo. Deja de luchar porque no puede más, aunque el amor de aquella muchacha ruegue porque siga adelante, las fuerzas se han agotado. No puede más y deja su cuerpo descansar, al lado de la mujer que ama, para siempre.

domingo, 2 de diciembre de 2012

No sé Existir si no eres mi Realidad.

Un buen día llegué a un lugar no muy lejano y te vi allí, sentado, sonriéndome. Creí que serías un chico más, de esos que no se fijan en mi, de esos que jamás me dicen: Eres preciosa, aunque ellos no lo opinen. Creí que jamás podría estar con alguien como tú. Pasaron los días, comenzaste a acercarte a mi, sobretodo cuando las lágrimas rebosaron mis ojos. Me regalaste esas sonrisas que otro me había arrebatado, me hiciste reír cuando solo quería llorar y me abrazaste cuando tuve frío. No sabía si seguir ignorando lo que mi corazón me gritaba, lo que mi mente ya había asumido pero lo que mi miedo intentaba ignorar o, más bien, ocultar. No quería sufrir de nuevo, no quería que la verdad me volviera a arrebatar aquello por lo que había luchado con sonrisas. No, no quería perderte y te encontré. En ese instante, cuando necesitaba alguien que me ayudara a decidirme sobre lo que debía hacer, fue cuando llegó una de mis mejores amigas, me cogió de la mano y me dijo: Le gustas, lo sé, le conozco y te va a hacer feliz todos los días de vuestra vida.
No me mentía. Eres la persona más increíble que he conocido en mi vida, eres eso que calca mis latidos y que me da el aire para respirar. Porque no sé vivir si no es a tu lado, no sé existir si no eres mi realidad. Si no me hubieran dicho: Lucha, lucha por él porque te quiere pero siente tu miedo y también tiene miedo. Jamás me hubiera despertado aquella mañana y hubiera pensado: Hoy voy a conseguir decir aquello que me da miedo. Puedo hacerlo, soy fuerte. Puedo con esto y puedo ser feliz luchando por ti.
Y llegué allí, medio dormida y a la vez bien despierta, con los amuletos que me habían dado para poder con ello, con las buenas palabras de las personas que me querían y que me animaban a ser quién soy a tenerte conmigo, queriéndome. Y lo conseguí. Necesité mucha ayuda, la verdad, necesité un gran empujón que llegó por parte de la amiga que me dijo que luchara.

 
Hoy día soy feliz, a tu lado, queriéndote y mientras tú me demuestras cada día que me quieres y que vas a estar aquí haciéndome feliz. No necesitaba nada más que alguien que me quisiera, encontré algo mucho más grande, encontré alguien que me amaba, que me cuida, que me trata como una princesa y al que quiero tratar como lo que es: Mi vida. Tres meses a tu lado y todos los que me quedan, mi vida, te quiero mucho más de lo que puedo expresar en estas letras, te quiero a pesar de todos estos kilómetros que nos separan y de todo este miedo que atenaza mi alma. Te quiero, pase lo que pase, nunca lo olvides. 

No te Vayas.

Cabeza fría, pensamientos
lejanos de mi propia ventisca,
de mi propio miedo que se acerca,
impasible, hacia el final.
Quiero que te lleves este sentimiento,
quiero que te quedes aquí. Abrazándome.
No quiero echarte de menos,
quiero que seas aquello
que me despierta cada mañana con
esta sonrisa boba, cariñosa, pagana.
Quiero acurrucarme cada noche en tu seno,
que me despiertes besándome en el cuello,
que me des los buenos días y las buenas noches.
Quiero que seas mis días y mis noches.
Quiero poder despertarme un poco antes,
sin que te des cuenta, levantarme despacio,
preparar el desayuno y llevártelo a la cama,
acompañado de unas ganas terribles de quedarme
allí contigo, en nuestra cama. Abrazada a ti.
Con tu aliento reflejando mi respiración y tus
manos recorriendo cada centímetro de mi cuerpo,
acariciando mi pelo, mi pecho, mis labios, mi sonrisa.
Quiero besarte una y mil veces, hasta que se me quede
tu olor en los labios, hasta que no te marches de mi mente.
Bueno, ya eres el dueño de mis pensamientos.
Quiero dejar de decirte adiós, aunque te vea al poco tiempo.
Quiero que te quedes, que no te vayas. Quiero que seas
esto que me levanta cada mañana, sonriendo.
Aunque,Ya lo eres. Y te quiero.