Vistas de página en total

lunes, 22 de noviembre de 2021

Cuerpo Mío

Cuerpo mío: me dueles.
Cada latido, dueles.
Cada bocanada de aire.
Cada gemido, dueles.

Me duele la cabeza simplemente
porque esta noche no me dejaste
dormir. Porque tomó el mando la ansiedad.
Me duele la mente de tanto pensar.

De maldecirme en mitad
de la inmensa oscuridad
de este cuarto que es mi hogar.
De en completo silencio llorar.

Me duele la espalda
porque hace frío y los huesos hablan.
Puede que haya tormenta.
No la mía, esa ya amaina.

Me duele la pierna
como calambrazos sin piedad.
Me duele y me siento embustera,
porque nadie sabe por qué duele.

Otra noche en vela,
esperando a que el sueño me de paz.
Esperando que las alas de la calma
me permitan de una vez descansar.

Pero los dolores míos,
que son los de tantas otras,
no se quieren callar.
Sus gritos no me dan tranquilidad.

Y espero al alba,
me enrosco en las mantas,
pienso en algo bonito
y me dejo llevar.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Nikita

Quiero escribir sobre ti, pero no me salen las palabras. Has sido tanto para mí y para quienes te conocimos que no sabría cómo resumir en mis letras todo lo que fuiste. Nos has dejado hoy, dejando a tu paso un vacío inimaginable. He llorado durante horas y me siento ridícula por sentirme así, pero es que eras muy importante para mí. Fuiste mi compañera durante muchísimos años. Fuiste mi confidente y mi ángel guardián durante toda mi adolescencia, me cuidaste cuando yo no podía hacerlo. Estuviste ahí para mí, con todo lo que eso significó. Me acompañaste en mil cosas que no entendías y disfruté de tu compañía a cada momento. Aunque entonces me diera pereza a veces sacarte a dar un paseo, hoy atesoro esos recuerdos que tengo de nosotras solas paseando por cualquier parque. Te recuerdo y me duele muchísimo que ya no estés, aunque sabía que este día llegaría, sabía que no me quedaban muchos momentos que vivir contigo. Sin embargo tú me quisiste todos los días de tu vida, sin excepciones. Me querías tanto como yo a ti. Y eso es precioso a su manera, porque no hay amor más puro que el de una niña y su perra. No hay amor cómo ese, ni vida más afortunada que la que se acompaña de unas patitas chocando contra el suelo.
Hoy son otras patitas las que me acompañan siendo adulta, de otra especie y a las cuales tú odiabas. Pero sabes que ellas también van a cuidarme como tú hacías. Ya lo hacen. Ellas no podrán jamás ocupar tu lugar en mi alma, pero guardarán para ti el cariño que te tengo. Hoy es un día muy triste para mí, aunque empezara bien, aunque pareciera que todo iba bien. Hoy me has dejado y ya no volveré a oírte refunfuñar porque no tienes suficiente hueco en la cama. No te oiré roncar. No te oiré hacer el cocodrilo en el sofá para dejar claro que es tuyo. Y eso me da muchísima pena.
Me has dejado y solo puedo repetirme que fuiste feliz. Que estos 14 años los viviste como una reina, que no hubo perra más mimada que tú. Solo puedo pensar en que te fuiste sin dolor aunque lo dejaras aquí. Te voy a echar muchísimo de menos, al menos allí donde estes podrás tomar el sol sin quemarte la barriguita.