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miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Qué Hago Aquí?

La calle quedó en silencio, un fuerte rumor recorrió las mentes de las personas que caminaban tranquilas. "¿Qué hago aquí?" Susurros entre el viento, nadie recordaba nada antes del silencio, nadie sabía dónde estaba y, mucho menos, dónde tenía que ir. Silencio, pasos en silencio, un solo pensamiento, miedo en los ojos. "¿Qué hago aquí?"
De nuevo ruido, miedo, pasos, silencio. Caminares entre el cemento, mentes privilegiadas con un mismo pensamiento...
-¿Qué hago aquí?- Grita una voz desde el principio de la calle, coreada por el resto de transeúntes que empiezan a preguntarle lo mismo al viento.
-Vivir, que no es poco.- Dice una niña, una pálida y enfermiza niña, tumbada medio muerta al lado de la primera voz.
-Pero... Vivir: ¿Qué?- Le pregunta otro chico a la pequeña. Silencio, miedo, pasos, gritos de terror, silencio.
-Esa pregunta se la hicieron muchos antes que tú, pero ninguno poseía vuestra perspectiva. No sentís amor, porque no recordáis lo que es eso; no necesitáis cosas materiales, porque no recordáis para qué sirven... No recordáis lo que habéis vivido y puede que ahora entendáis lo que es vivir.-Dice la niña al segundo hombre sentándose sobre el suelo frío, sobre las llegas ocultas de su cuerpo y observando como el silencio va dejando espacio al miedo.
-Pero yo no quiero vivir si no sé lo que vivo.- Dice la mujer aferrada a la mano del primer hombre, aunque parece que no se ha dado cuenta de ese pequeño echo que significa tanto. En ese instante, la niña fija sus ojos en aquellas manos enlazadas.
-Vives a él, él es lo que te está dando las ganas de vivir. Si le sueltas podrás sentirlo.- Dice la muchacha mientras observa cómo esas manos se sueltan.-¿Qué sientes?-
-No siento nada.-Dice la mujer.-Solo frío... Como estar muerta, sin alma, sin nada más que un cuerpo que se mueve sin rumbo, sin saber qué hacer ni dónde hacerlo.-
-Ahora vuelve a agarrar su mano, ¿qué sientes?- La mujer hace lo que la muchacha pide y, mirando al primer hombre a los ojos, rompe el miedo con un beso.
El sol vuelve a brillas. Todo vuelve a la normalidad. Esa pareja será la única que recordará aquel día, el día en el que todos dicen y sin embargo de la que nadie habla, El miedo a vivir y el vivir sin miedo.

lunes, 18 de marzo de 2013

La Felicidad Más Sincera.

Me senté.
Levanté la cabeza para respirar,
me quedé petrificada observando
los ojos que siempre me gusta mirar.

Se acercó.
Dio la vuelta a mi silla y colocó sus manos
sobre mi barbilla, sobre mis ojos se posaron
lo suyos, aquellos iris celestes, su labios sobre
los míos, un solo momento perfecto.

Me abrazó.
Pude sentir sus manos sobre mis caderas,
pude sentir el calor petrificante de su cuerpo
contra el mío. De su aliento en mi cuello,
de sus dientes sobre mi lóbulo, de sus besos
recorriendo suavemente todo lo que es mi cuerpo.

Me susurró al oído dos únicas palabras:
Un "Te Quiero" infinito en el silencio.
Un solo sentimiento que una dos almas,
para siempre, un infinito susurrado.
Unas palabras que significan la diferencia
entre ser yo y ser nosotros, esa diferencia
que marca la felicidad más sincera.

lunes, 11 de marzo de 2013

Mi dulce Príncipe.

Salto de la cama, sonriendo, luchando por ser
eso que te ata a la vida, el sentido de que yo siga.
Tú, mi perfecto acompañante, ¡cuán misteriosos resultan
sus ojos a la luz artificial de la estancia!
¡Cuán hipnóticos resultan para esta pequeña mortal!
¡Cuán impropio de mi sería en mi,
mezclar tu vida y la mía! Y lo hago...

Todavía huelen mis ropas al sudor dulzón de tu piel,
todavía siento en mis sienes las ganas de besarte
y no dejar nunca más que te marches.

Sentir tu aliento en mi cuello, mi dulce príncipe,
eso es lo único que deseo.
Necesitar tus manos en mi cuerpo para entender,
saber, como emprender este vuelo.
Esta aventura trivial denominada vida.
Esta escalada que me da miedo,
a estas alturas no saber si puedo....


miércoles, 6 de marzo de 2013

Flores de Olivo.

La luna brilla,
por encima del mar.
El sol quema,
las pupilas de la soledad.

La vida pasa,
sin poderlo evitar.
Te quedas mudo,
mirando su mirar.
La echas de menos,
la quieres amar...

Solo sientes miedo,
solo quieres huir.
Pero la abrazas
y sabes seguir.
Oyes sus quejidos,
por encima de tus sollozos.
Sacas las fuerzas de donde no queda
nada de lo que eras, ni un restrojo de ti.

La sacas de este pozo.
No dejas de apoyarla,
es todo lo que haces,
la amas por encima de todo,
y ella lo sabe.