Vistas de página en total

jueves, 31 de diciembre de 2015

2016

Otro año más se acaba, otras cuatro estaciones han quedado marcadas en cada tronco de árbol que han alimentado, otros 365 amaneceres y atardeceres han presenciado mis ojos y aquí seguimos. Como cada año, entre penas distintas y entre nuevas alegrías. Otro año que no ha sido fácil... Aunque ninguno lo es. Jamás lo ha sido y creo que jamás lo será.
Pero miras a quién te acompaña ahora en el camino, gente conocida, gente querida. Algunos llevan toda la vida, otros sólo un suspiro. Y otros simplemente se han ido y aún te acompañan muy hondo, en tu corazón. Ya ha pasado de nuevo otro año y todavía me quedan tantas cosas por hacer... Tantas aventuras por vivir... Tantos sueños por cumplir... Pero así tiene que ser, pues hace poco escuché una frase preciosa: "Algunas personas no mueren por la edad, sino justo en el momento en el que dejan de soñar"
Así que a seguir soñando, que mientras nos queden cosas por cumplir, merecerá la pena seguir adelante.
Feliz año nuevo, 366 días para equivocarnos, reírnos, llorar, saltar y cantar. Y sobretodo para vivirlos todos y cada uno de ellos como si fuera el último

lunes, 14 de diciembre de 2015

Hambre.

Abro mis ojos en mi cama, destapada y empapada en sudor. A mi lado no está él, ¿dónde puede estar? ¿Dónde ha ido? Me levanto apresuradamente, como esperando encontrarme en otro lugar, que todo lo que ha pasado por la noche haya sido no más que un sueño. Por suerte me equivoco. Sobre la mesa de la habitación ha un desayuno caliente (que supongo que sea la razón de haberme despertado porque huele realmente bien), y una nota.
"Hola preciosa, espero que hayas dormido bien y que te guste el desayuno. Yo he ido a comprar al mercado, en una hora o así estoy aquí y hacemos juntos la comida, ¿Vale?"
Sonrío al leer la nota y me siento a desayunar, no debe hacer demasiado tiempo que se ha ido, pero le echo demasiado de menos. Llevaba demasiado sin verle y no me he saciado de él, aún no. Y no creo que lo haga nunca. Cuando termino mi desayuno lo recojo y lo llevo a la cocina, allí me siento a leer el periódico calmadamente mientras espero a que vuelva. Vaya, nuevas revueltas de seres en las afueras de la ciudad... Debo tener cuidado, esto de estar huyendo no se me da bien. He vivido una vida muy cómoda hasta ahora y... No tengo nada para defenderme. Solo este chico que se ofreció a recogerme en la carretera y me ha protegido los últimos días...
Entra por la puerta, con las manos llenas de sangre.
-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?- No me responde, solo mira con la mirada pérdida a mi cuello, con los ojos sin expresión, con los labios entreabiertos respirando entrecortadamente, mostrando detrás de ellos unos dientes afilados.
No me da tiempo a decir nada más, me coge del cuello y no veo nada más. Caigo al suelo fulminada y él bebe de mí hasta saciar toda su sed, mis ojos vacíos miran al techo de la cocina mientras va escapando de mi cuerpo toda la vida con la que había empezado mi viaje. Poco a poco todo el miedo se desvanece, poco a poco me dejo llevar por la situación, dejo que mi sangre bañe su cuerpo y noto como mi cuerpo se vacía por completo para luego llenarse de golpe con algo nuevo, una nueva energía que me llena de luz, de fuerza y de... Hambre.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Hoja de Laurel.

Es difícil decir las cosas cuando ese nudo de la garganta no te deja, cuando intentas decir tanto y tus palabras se ahogan entre un millón de lágrimas que no se secan, lágrimas eternas que van destruyendo tu cuerpo y todo tu temple, toda tu fuerza... Verle allí tumbado, inmóvil, sabiendo que todo ha acabado. Con una mezcla de horror y alivio que ahoga tu corazón anhelante, que desespera tu mente y aviva la sensación de horror.
Ha llegado el día que sabíamos que tenía que llegar. Pero saberlo no nos preparo para ello. Nada lo hace.
Solo puedes pensar en ello y seguir adelante con una sonrisa en los labios y mil lágrimas en el corazón, donde queda ese hueco que él ocupaba y que hoy queda vacío, que llora su pérdida, esa pérdida que nunca quisimos que llegara. Él te ha acompañado desde tus primeros pasos, tus primeras palabras, él fue quien te dio a probar el queso y la gaseosa. Él era quien te daba comida de contrabando cuando tu abuela no miraba. Y ahora solo queda un sitio vacío en la mesa, un sitio que jamás llegara a ocuparse, nadie se atreverá a intentarlo. Nadie podrá jamás suplantarle. Fue una persona que, aunque se enfadara contigo, sabías que era porque te quería y que lo iba a seguir haciendo a pesar de ello. Y después de tanto tiempo hay que asumir que nadie mas dirá "Esta película ya la he visto" a una película que se acaba de estrenar, mientras tu sonríes pensando que es entrañable verle así, tan bien, Nadie más discutirá contigo sobre datos e información que has aprendido y quieres compartir, nadie más te sonreirá mientras te corta un trozo más de queso y luego, con el dedo en los labios te dice que no se lo digas a la abuela.
Y nadie más se enfadará por verte llorar, porque sabe que no puede hacer nada y que estas sufriendo, porque te quiere. Hoy es un día muy triste, he perdido a alguien muy importante de mi vida y lo echaré muchísimo de menos, solo espero que allá donde esté, sea feliz y se acuerde de nosotros, que sepa que le queremos y que nos cuide. Gracias por estos años, abuelito, espero que todo haya merecido la pena tanto para ti como para todos nosotros. Te quiero y siempre lo haré.

sábado, 12 de diciembre de 2015

Felicidades Bambi

Hoy, doce de diciembre, es el cumpleaños de una persona que aún habiendo conocido hace relativamente (menos de un año) y de casualidad, se ha convertido en un pilar clave en mi vida. Es una de esas personas que son capaces de quitarme todo el dolor y toda la tristeza con uno de sus abrazos, sin nada más. Una de esas personas que me conoce muy bien y sabe cuando no estoy bien, sabe cuando necesito uno de sus abrazos. Nuestra historia comenzó de forma absurda, pero con el paso del tiempo se empeñó en conocerme y en ganarse mi confianza, por lo que se convirtió en uno de mis mejores amigos y en una de esas personas sin las que no quiero seguir en mi vida. Una de esas personas que son imprescindibles para mí. Mi Bambi, ese idiota que me hace reír con cualquier chorrada y que también me dice lo que hago mal sin más ni más.
Espero que pases un día maravilloso acompañado de aquellos que te queremos y que pases muchos años a mi lado, espero que todos los que quedan.

Hoy es todo lo que quiero escribir, quiero dejar algo para una persona muy importante en mi vida, una persona que saberlo ni pensarlo se hizo hueco en mi corazón y se va a quedar ahí para siempre, porque se lo ha ganado. Se ha ganado mi confianza, mi amistad y mi amor. Te quiero cielo, muchísimas felicidades!!

lunes, 7 de diciembre de 2015

Torre de Babel.

Llevo toda la noche caminando, todo a mi paso se emborrona y se convierte en una realidad incierta, en algo que tal vez no exista. Que puede ser un simple espejismo de mi realidad atormentada. Me encamino hacia algún futuro que desconozco, hacia algún punto de mi historia que aún no he escrito. Porque estoy demasiado lejos del principio de este viaje, porque he pasado por mucho para llegar hasta aquí, porque no me queda demasiado que hacer tan lejos de casa.
Bajo la última colina del camino, con las manos agarrotadas por el frío, con el corazón acelerado por el cansancio. Miro al frente, con los ojos empapados en lágrimas y veo ante mí aquella ciudad olvidad, aquellas torres de cristal impolutas que brillan recortando el cielo con sus aristas, ese suelo verde moteado en múltiples zonas por flores de muchos colores, aquel cielo lleno de luces que se desdibujan en contraste con el cristal.
Me siento en el suelo mirando aquellas luces y los pájaros piar. Por fin en casa. Por fin lejos de todas aquellas voces desordenadas que no quisiera volverme a encontrar, por fin en mi gélido mundo, donde todo lo que hay soy yo y mis sueños. Y me quedo en silencio un momento, dejando a las lágrimas acudir suavemente a mis ojos, con una inquietante calma, con un silencio impasible que me devora por dentro suavemente. Aquí tumbada, sin decir nada, dejando que todo lo que tenía se desmorone y me devore. Y es entonces cuando otros acuden a mi encuentro y me quedo quieta, dejando que todo pase, que la tormenta se consuma en sí misma y me permita seguir adelante sin pensar en nada más que en mí misma, que es lo que ahora mismo me importa, estar bien para acabar bien esta historia.

martes, 1 de diciembre de 2015

Heridas a Bocajarro.

Me siento en el sofá del salón, con la mirada perdida en algún punto de la pared, sin saber qué decir, ni qué pensar. Ni siquiera sé si estoy respirando ahora, todo lo que hago es mirar crepitar el fuego con la ferocidad de las llamas devorando ávidas las maderas que hay en su interior. Hace calor en casa, pero yo nunca había sentido tanto frío, jamás, solo siento frío y miedo. De pronto despierto de mi shock y estallo en lágrimas, sin poder evitarlo, simplemente me pongo a llorar y noto el nudo infinito de mi garganta. Esa angustia que viene desde lo más profundo de mi garganta y me hace estallar, me hace no querer estar allí.
Ahora sangro estas letras sobre un teclado que no me va a dar más respuesta que la que yo tengo, no me va a decir más que aquello que yo escribo, pero sosiega mis latidos agobiantes que consumen mi respiración y mi vida poco a poco. Sosiega el ritmo de mi respiración hasta ahora contenida, calma mis pensamientos acelerados que ya ha estallado como he estallado yo. Me siento en el suelo, no tengo muy claro cómo cojones llego hasta allí, pero llego. Y cojo mis rodillas en un intento por mantener un calor que se ha escapado de mí, por mantener una calma que ya no existe. Todo mi mundo reducido a cenizas, todo lo que tenía hecho, roto en mil pedazos que nunca podré reconstruir, que jamás volverán a ser lo mismo que fueron.
De nuevo tener que aprender a vivir, de nuevo tener que volver a aprender a seguir adelante con una nueva herida abierta mientras me desangro un poco más, sintiendo que todo lo que tengo se hace pedazos a mi paso. De nuevo aprender a respirar, de nuevo aprender... Con los latidos alborotados de mi corazón que me piden que sea fuerte, que me piden que siga adelante, y lo soy. Y sigo adelante. Pero duele y eso no es algo que nadie pueda arreglar, simplemente la herida sigue ahí, hay que esperar a que cure.