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domingo, 29 de marzo de 2015

Canción de Estrellas.

Te busco en mi mente, me pierdo sin encontrarte.
Me intento curar mis heridas, me desangro sin tenerte.
Juego con el destino a conservarte, gano cada tirada sin fallarte.
Te necesito en mi vida, mi escamada alma no para de necesitarte.

Cansada de la vida me paro a repostar aquí.
Mientras veo a lo lejos tus ojos, que me miran solo a mí,
mientras te acercas sonriendo, con esa sonrisa tan... Tú.
Me despierto desorientada, encontrándome junto a ti.

Mis manos se sienten en casa al acariciarte,
mis ojos quieren tenerte solo a ti
Quiero despertarme a tu lado,
que mi aliento seas tú.

Me paro en el camino y me siento débil,
me es muy difícil tomar aire, respirar.
Quiero que la vida se detenga, mientras
busco la forma de avanzar.

Ley Mordaza.

Creo en las personas, lo juro, creo que las personas pueden ser malas o buenas, que es decisión suya. Pero no creo a los políticos, lo siento, no me trago sus chorradas de que la nueva Ley Mordaza es "para proteger al pueblo". Perdonad que lo dude, pero no entiendo que clase de seguridad pretenden implantar en el pueblo cuando a mi me da miedo ir a las manifestaciones ahora porque, si les da por darme un pelotazo de goma a los policías, a mi me pueden joder muchísimo la salud y yo no puedo denunciarlos porque "están realizando su trabajo". Mira, puede que haya manifestantes que sean gilipollas, pero no merecemos que a todos nos metan en el mismo saco. 
A mi me aterra ir a una manifestación, porque no sé lo que va a ocurrir. No puedo confiar en que les dé por evitar que me lleve un pelotazo o un porrazo, vale que aquí no han cargado casi nunca, pero no puedo confiar en la suerte. Lo siento, pero mi salud es más importante. 
Así que por favor, decidme: ¿Qué seguridad aplica en mí o en cualquiera de nosotros esta nueva ley? Obviando el detalle de que si no hay manifestaciones, no hay tampoco peligro de que cargue la policía de forma "legal". Todo esto lo digo con todo el respeto hacia las fuerzas del estado, tengo muy claro que no todos los policías son iguales y no todos cargan sin motivo, pero me temo que esas manzanas podridas están pudriéndonos la bolsa, o simplemente la opinión pública hacia la bolsa, se está destruyendo por momentos. Quiero dejar claro que sé que hay motivos por los cuales los policías hacen bien en cargar, pero no suele ser el caso, lamentablemente. Errar es humano, pero hay ciertos errores que pueden ser muy graves. 
Finalmente hacer llegar mi completo descontento con que ahora hacer una manifestación sea un delito prácticamente, ya antes era vergonzoso que para hacer unos piquetes informativos hubiera que llevar mínimo un coche patrulla. Pero es que ahora no sé a qué podrá llegar esto, pero como sigan así probablemente el pueblo se enfade, porque es lo que parece que pretenden. Espero que se cambie un poco al menos la política en estas próximas elecciones, algo que realmente cambie la situación en que nos encontramos, porque empieza a ser vergonzoso que se refugien en la mayoría absoluta para hacer lo que les da la gana sin pensar en la opinión de nadie más. O por lo menos, salga quien salga, que no tenga mayoría absoluta, que tenga que contar con los demás para hacer las leyes, por dios. Por ser un poco previsores.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Alguna Ola perdida en el Desierto.

Solía tener ganas de luchar, ganas de seguir adelante, ganas de sonreír al mundo a pesar de todo los matices oscuros que manchaban los colores del arco iris. Pero es que a veces las cosas son demasiado duras, a veces no se puede pretender estar siempre en pie en mitad de la tormenta, a veces es el viento el que nos quiebra, a la altura de las rodillas. Y manchamos nuestros pantalones con el barro del húmedo suelo, con la sangre de todos aquellos que un día decidieron salir corriendo y dejarnos atrás con todo nuestro miedo encima, con todas las partidas perdidas encima y con una sonrisa falsa en el rostro.
De pronto el sol brilla más fuerte y más alto en el cielo, pero tú te notas demasiado lejos de todo aquello, entre tu propia oscuridad, sumido en el miedo. Quieres gritar, salir corriendo, pero todo lo que te rodea te tiene prisionero. ¿Qué clase de libertad es esta que no nos deja decidir cuando morir? ¿Qué clase de libertad es esa que no nos deja gritar lo que creemos que no es correcto a la cara de los que deberían pensar en nosotros? ¿Qué clase de vida es esa que no podemos vivir sin que nadie nos ate a un trozo de papel o de metal? Tengo miedo, siempre lo he tenido, jamás he sabido por qué creen que soy fuerte. Me paso las noches en vela, con miedo al día que vendrá, con dolor en mi cabeza o en mi espalda o en mi brazo o en mi corazón. Con dolor en tantos lugares que deberían estar ya bien que temo que las cosas cambien de nuevo. Que todo el infierno se enfrente a mi de nuevo y esta vez me gane el pulso que iniciamos hace ya tanto tiempo. Y aquí apareces tú, mi razón por la que sigo en pie, mi talón de Aquiles y mi mayor miedo. Aquí apareces tú, desatas miles de pensamientos, miles de cosas que quiero seguir haciendo, y justo después me besas y todo queda más allá de la tormenta.
Salgo corriendo de aquello que tantas noches me persigue, salgo corriendo antes incluso de verlo, porque ya estoy tan acostumbrada a huir que ni me cuestiono si me seguirá siguiendo. Tengo tantos remordimientos, tanta culpa acumulada en cada mililitro de sangre, en cada célula de mi cuerpo, que siento que me voy descomponiendo poco a poco por dentro. Soy un velero en mitad del mar, mientras sopla fuertemente el viento, mientras lo engulle alguna ola perdida en el desierto.
Quiero salir de este estúpido laberinto y le grito a la historia que me devuelva ese hilo que una vez sacó a tantos de este mismo sitio, grito por poder salir de mi caja mientras el tiempo sigue girando y mientras el mundo me va consumiendo, bebiendo de los pecados que contengo. Quiero escapar del estado intemporal de mis pupilas, del miedo al paso de las horas, quiero reír mientras sigo llorando.