Vistas de página en total

lunes, 27 de junio de 2016

26 de Junio de 2016.

Estoy indignada. Sí, me toca las narices ver como intentan ayudar a nuestro país, haciéndolo mejor y más justo, y los mismos de siempre siguen hundiendolo en el fango. Votando a la misma mierda de siempre. Esos partidos que nos han robado (está demostrado), que nos arrebatan ayudas y prohíben dar ayudas a los trabajadores sociales (en mi ciudad no les está permitido a los trabajadores sociales dar minusvalías, dicho por trabajadores del centro base). No comprendo cómo a día de hoy seguimos en un Estado del miedo, donde preferís sacar a personas de la peor calaña que a la verdadera izquierda luchadora de este país. Nunca me he sentido orgullosa de esta tierra, porque un trozo de tierra no merece mi orgullo, pero hoy me avergüenzo de decir que he nacido aquí.
Me avergüenzo de que cada día que pasa, el partido ganador de las elecciones siga robando cara al público, que sigáis dejandoles que nos arruinen la vida, que dejéis que nos conviertan en un país de pobres borregos siguiendo a unos líderes asquerosamente podridos.
Líderes ciegos de avaricia que harán lo que sea necesario para mantener su posición.
Por eso no me creo nada de estas elecciones, no me creo que un millón de votos haya desaparecido,  no me creo que vuelvan a ganar los mismos que nos avergonzamos de decir que nos gobiernan, no me creo que a pesar de todos los esfuerzos por sacarles del poder, sigan en él. No tengo mal perder, suelo aceptar bien una derrota. Pero es que esta vez ha sido una decepción tan grande, que tenía que compartirlo con todos vosotros. Me siento decepcionada, muchísimo. Con los españoles idiotas que permiten que les sigan robando y con los que roban que siguen engañando a sus votantes. Me destroza ver todo el trabajo de aquellos que intentaron sacarnos de aquí, todo su esfuerzo por darnos ilusión en estas elecciones, y me da vergüenza que vuelvan a salir los mismos. Asco y vergüenza es lo que me dan, más bien.
Lo siento, pero yo ya no me creo nada de lo que me digan, seguiré votando a los míos y luchando por ellos en cada debate, pero ya no me creo nada.
No me creo que haya ganado el peor partido y que vuelva a quedar tercero el mejor, para mí. Por lo menos los que luchan por nuestros derechos y por los de todos. Porque no me avergüenza decir que yo les voté, voté a Unidos Podemos y lo seguiré haciendo hasta que salgan coreando victoriosos el "SÍ se puede" porque es NUESTRA canción, no la suya.

domingo, 19 de junio de 2016

Ansiedad.

Es raro, es difícil. Pasar de estar bien a no saber qué cojones me pasa. Pasar de sonreír, a llorar en cuestión de minutos. Sentirte vacía y sola, y desconsolada. Sentir que no tienes nada que tire de ti hacia delante, nada que te ayude a seguir viva, a seguir con tu vida. Por eso es tan importante que se diga a la gente que quieres, que les quieres. Que vas a estar ahí. Que NO están solos.
Porque eso es lo peor de todo.
Sentirse sola cuando se supone que tenemos mil amigos que iban a estar en las buenas y en las malas. Cuando se suponía que tenías una familia que te iba a apoyar, en las buenas y en las malas también. Cuando se suponía que el amor era la respuesta a todo. Y sólo te haces más preguntas.
A veces estallo y no se qué me pasa. Me pongo a llorar durante horas y solo noto angustia en el pecho, una cuerda regia que me aprieta cada vez más. Y no puedo hacer nada. Porque me siento débil, porque me siento herida, porque siento que me lo merezco, incluso. Y nadie puede ayudarme realmente a sentirme mejor, no es algo que tenga una solución sencilla. Nada es sencillo. Nunca lo ha sido, ¿no?

Pero luchas, aunque sea difícil, aunque te duela cada músculo a cada paso. Aunque todo tu cuerpo te suplique que te rindas, que ya no importa nada. Tú sigues. Y en algún punto del camino, donde creías que no encontrarías nada, te encuentras a quién te tiende la mano y te levanta. Algunas son personas que llevan mucho tiempo ayudando, personas que realmente han estado en las buenas, en las malas y en las peores. Personas que realmente te han demostrado que te quieren.
Otras son personas que te sorprenden, personas que no pensabas que fueran capaces de hacer nada, porque a penas las conoces. Y tampoco te conocen tanto. Pero te cogen de la mano, te levantan del suelo, te secan las lágrimas. Y te dan un tortazo si sigues llorando. Porque no quieren verte así, porque aunque haya pasado poco tiempo, te quieren. Y tú a ellos. Porque han marcado un antes y un después en tu vida, han marcado la diferencia, han creado de la nada una línea nueva. Un nuevo camino que seguir a ciegas, con ellos.

Llevo mucho tiempo en un círculo extraño que no entiendo, un sentimiento de angustia profunda que me impide sonreír a menudo. Necesitaba que alguien mostrara un mínimo de interés en levantarme, que alguien me demostrara que valía la pena hacerlo. Y, aunque haya dolido mucho la espera, aunque las penas hayan sido más numerosas que las alegrías, aunque a veces me siga hundiendo y llorando hasta que algo calla mi garganta. No estoy sola. Me tengo a mí, y eso es lo más importante de todo. Que me tengo sana, fuerte y con ganas de seguir.
Gracias a todos aquellos que habéis hecho esto posible. Gracias por tirar de mí cuando yo no podía hacerlo. Gracias por quererme, por apoyarme y por formar parte de mi vida. Gracias.

miércoles, 1 de junio de 2016

Quizá me leas.

Todavía me doy cuenta de la cantidad de errores que se han cometido en mi familia, la cantidad de dolor, la cantidad de miedo y de incertidumbre. Y no se, no quiero equivocarme, tampoco quiero que mi vida se quede vacía y yo con ella.
Muchas veces parece que no me entiendes, que no comprendes mi dolor, y es todo lo contrario. Comprendes más de lo que quieres admitirme. Y eso te duele.
Te encierras en ti misma y cambias, tragas con todo ese dolor y te estancas, te quedas parada en un estado de indefensión del que intentas escapar y no puedes. Un estado a caballo entre el miedo y la nada. Y, sin pretenderlo, un día estallas, y lo manchas todo de ira, de sacrificio, de dolor, de impotencia, de nada. Hace demasiado tiempo que no hablas, que no te abres con alguien, que no gritas, que no lloras, que no tiras todo y te calmas. Hace mucho que no te desahogas, era cuestión de tiempo explotar.
Aún hoy no creo que te hayas desahogado suficiente, no creo que hayas sacado todo lo que tienes dentro y que te duele, todo eso que infecta tu corazón y te silencia, todo lo que te machaca las neuronas sin dejarte ver nada más. Todo lo que inhibe tu alma y te convierte en un recipiente vacío.
Así que habla, pequeña; grita, llora, patalea y susurra. Haz lo que necesites para volver a estar bien. Para volver a ser fuerte.