Vistas de página en total

martes, 3 de junio de 2014

Máscara.

Salía buscar algo en lo que ocupar mi tiempo libre, porque si no lo ocupaba acudían a mi los malos recuerdos, las noches atrapada entre lágrimas que tal vez solo servían para matarme cada vez un poquito más. Siento miedo de aquellos recuerdos que aún oculto en alguna parte de mi torturada mente, en algún lugar sin sentimientos que escapa de mi vida de vigilia y me mantiene cuerda dentro de mi mundo de locura. Siento tus manos cogiendo algo de mi que nunca te debió pertenecer, algo que me arrancaste sin piedad y que algún día me has de devolver con creces. Sigues tu vida y en ella ya no tengo espacio, tienes otras cosas de las que preocuparte y yo a veces lo prefiero así. Otras me arrepiento de no haberte matado de un plumazo cuando tuve opción. Me arrepiento de no haberte quitado la importancia que no tienes y que me empeño en darte.
Camino por la ciudad, sintiendo el viento gélido azotando débilmente mi rostro, voy pensando en mi vida y en todo lo que ha cambiado en cuestión de dos años. Antes era una chica que me guardaba todo dentro, que odiaba hablar de lo que tanto miedo la daba, hablar de lo que cada noche le aterraba mientras lloraba en silencio aferrada a su almohada. Recuerdos que preferiría olvidar y que soy incapaz de bloquear.
De pronto las lágrimas inundan mis ojos y yo muerdo fuertemente mis labios, no quiero llorar, no quiero ser débil. Pero el aire ha cesado, ya no hay nada que refresque suavemente mi rostro, las gotas de agua salada pesan cada vez más en mis ojos que miran algún punto en la lejanía de mi proximidad. Una mueca parecida a una sonrisa parte mi boca al recordar como otras tantas noches me he encontrado en esa misma situación que ahora. Yo queriendo rendirme y yo otra vez diciéndome que no puedo hacerlo. Mi parte racional luchando con lo que queda de mi parte emocional. Pero hay tantas cosas que han cambiado..

Alguien pasa sus manos sobre mis ojos que se cierran con el descubrimiento de la creciente oscuridad, mi corazón se va acelerando poco a poco, siento fuego dentro de mi que quema cada pieza rota de mi corazón y me convierte en una actriz que finje estar bien mientras el fuego de su interior la va consumiendo. Esbozo mi sonrisa más realista y me giro procurando que las lágrimas hayan desaparecido por completo, rezando para que él no se dé cuenta de que sigo mal, que las cosas no son como deberían ser. Que le necesito más de lo que él mismo cree y que en realidad soy débil, muy débil. Otro día que va pasando, otro día que te marchas sin yo poder evitarlo, odio estar tan lejos de ti y a la vez me alegro de que no tengas que cargar siempre con mi pasado.