Vistas de página en total

miércoles, 19 de enero de 2022

Mente mía

Últimamente han pasado muchas cosas y ninguna es mala. Todas son cosas maravillosas con las personas que son parte de mi familia elegida. Todas son cosas que me hacen inmensamente feliz.
Y de pronto mi mente me colapsa con ideas horribles sobre este cuerpo que habito y las personas que quiero y que están aquí. Me atormenta diciéndome que volverá a ocurrir.
Mi mente me dice que no soy suficiente, que todo lo que he hecho por sobrevivir, no ha sido suficiente. Que estoy luchando contra un fantasma, porque toda culpa está en mí.
Me engaña y esconde recuerdos para hacerme daño y justificar las cosas horribles de las que me quiere convencer. Todas esas que me hacen perecer.
Y solo encuentro un rayo de luz en las personas increíbles que me acompañan, me aconsejan, me sostienen y me sanan. En todas las personas que saben por lo que estoy pasando y lo pasan a mi vera.
Porque no me dejan sola, no me abandonan en mitad de mi tormenta. Porque no quieren verme sola levantar mil monumentos con las manos desnudas. Quieren arroparme en la cama, mientras me acarician el brazo y lloramos juntas.
Y echaba de menos tener un espacio en el que sentirme segura. En el que ser yo misma, sin miedo a la penumbra. Un espacio donde no importa las veces que tenga que preguntar si aún me quieren, me desean o me ven guapa.
Un espacio donde mi locura no es problema, porque es parte de lo que me hace única. Porque las personas que me rodean son gente increíble que ha sabido verme a través de todas esas telas que me he puesto encima. A través del miedo, las inseguridades y todas las noches diciéndome cosas horribles a oscuras.
Soy mis cicatrices y mis traumas. No quiero a alguien que me quiera "a pesar de ellos". Quiero a alguien que me quiera porque, con ellos, sigo siendo perfecta. Soy las consecuencias de las autolesiones que me inflinjo, no quiero que las ignoren, quiero que me ayuden a dejar de hacerlo.
Y puede que esto sea demasiado para muchas personas, puede que no sea suficiente para muchas ellas. Pero es hora de aceptar que ellas tampoco son suficiente para la persona en la que yo me he convertido después de todas las batallas que llevo a cuestas.
Es hora de tomar mi valor y hacerlo sabiendo que no estoy sola. Que nunca voy a estarlo, porque elles siempre van a ser mi familia elegida, aunque mi mente decida romperme en mil pedazos cada poco. Aunque esté hecha trizas.