Vistas de página en total

domingo, 19 de junio de 2016

Ansiedad.

Es raro, es difícil. Pasar de estar bien a no saber qué cojones me pasa. Pasar de sonreír, a llorar en cuestión de minutos. Sentirte vacía y sola, y desconsolada. Sentir que no tienes nada que tire de ti hacia delante, nada que te ayude a seguir viva, a seguir con tu vida. Por eso es tan importante que se diga a la gente que quieres, que les quieres. Que vas a estar ahí. Que NO están solos.
Porque eso es lo peor de todo.
Sentirse sola cuando se supone que tenemos mil amigos que iban a estar en las buenas y en las malas. Cuando se suponía que tenías una familia que te iba a apoyar, en las buenas y en las malas también. Cuando se suponía que el amor era la respuesta a todo. Y sólo te haces más preguntas.
A veces estallo y no se qué me pasa. Me pongo a llorar durante horas y solo noto angustia en el pecho, una cuerda regia que me aprieta cada vez más. Y no puedo hacer nada. Porque me siento débil, porque me siento herida, porque siento que me lo merezco, incluso. Y nadie puede ayudarme realmente a sentirme mejor, no es algo que tenga una solución sencilla. Nada es sencillo. Nunca lo ha sido, ¿no?

Pero luchas, aunque sea difícil, aunque te duela cada músculo a cada paso. Aunque todo tu cuerpo te suplique que te rindas, que ya no importa nada. Tú sigues. Y en algún punto del camino, donde creías que no encontrarías nada, te encuentras a quién te tiende la mano y te levanta. Algunas son personas que llevan mucho tiempo ayudando, personas que realmente han estado en las buenas, en las malas y en las peores. Personas que realmente te han demostrado que te quieren.
Otras son personas que te sorprenden, personas que no pensabas que fueran capaces de hacer nada, porque a penas las conoces. Y tampoco te conocen tanto. Pero te cogen de la mano, te levantan del suelo, te secan las lágrimas. Y te dan un tortazo si sigues llorando. Porque no quieren verte así, porque aunque haya pasado poco tiempo, te quieren. Y tú a ellos. Porque han marcado un antes y un después en tu vida, han marcado la diferencia, han creado de la nada una línea nueva. Un nuevo camino que seguir a ciegas, con ellos.

Llevo mucho tiempo en un círculo extraño que no entiendo, un sentimiento de angustia profunda que me impide sonreír a menudo. Necesitaba que alguien mostrara un mínimo de interés en levantarme, que alguien me demostrara que valía la pena hacerlo. Y, aunque haya dolido mucho la espera, aunque las penas hayan sido más numerosas que las alegrías, aunque a veces me siga hundiendo y llorando hasta que algo calla mi garganta. No estoy sola. Me tengo a mí, y eso es lo más importante de todo. Que me tengo sana, fuerte y con ganas de seguir.
Gracias a todos aquellos que habéis hecho esto posible. Gracias por tirar de mí cuando yo no podía hacerlo. Gracias por quererme, por apoyarme y por formar parte de mi vida. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario