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sábado, 8 de diciembre de 2012

Amor en unas Agujas de Reloj

Despierta por la mañana, con la mirada puesta siempre en el reloj matinal de la estación, va a escapar de allí, no puede más. Este sentimiento de soledad lo consume día a día. Muerto en su propia vida, no así no podía seguir. Cruza media ciudad, con las pupilas encendidas que se funden en la tristeza que ellas mismas reflejan. Lucha contra viento y marea, lucha con su tempestad interna. Puede con ello, es demasiado fuerte como para rendirse. Él no, otra persona puede que se rindiera, puede que todos tiraran la toalla, pero él no. Él luchará por la persona que ama, hasta la última gota de sangre de su cuerpo. Ella lo merece.
Llega al portalón, vestido con harapos sucios, de esos que llevan la gente como él: Los vagabundos. Lleva tanto tiempo viviendo en la calle que ya se avergüenza de sí mismo... Y eso comienza a pasar factura. Sabía perfectamente que, avergonzarse de sí mismo, no era una opción para él. Pero era lo que la sociedad había implantado en su joven mente. Entró en el portal, con la llave que había siempre debajo del felpudo, entró en el cuarto de limpieza y se puso su traje, no muy elegante pero por lo menos no eran harapos. Subió los cincuenta y seis escalones, llevaba tanto tiempo subiéndolos que los habría contado una y mil veces. Llamó a la puerta, con la mejor de sus sonrisas y ella apareció tras esta, con su magnífica sonrisa iluminando su rostro. Creando un destello por tal belleza. ¿La quería? Eso había ido a intentar averiguar.
-Hola, Cris. - Dice ella abrazándole.
-Hola, Angy.- Dice él, tal vez un poco asustado. Sí, demasiado asustado. Comienzan a temblarle las piernas.
-¿Qué tal la semanita?- Dice ella con su sonrisa aún alumbrando aquel corazón asustado e invitándole a entrar.
-Agotadora, princesa, agotadora.- Dice él, con la mente atorada buscando las palabras más adecuadas que decirle.
-Bueno, eso no está tan mal. Sería peor una semana aburrida.- Dice ella guiñándole un ojo y haciendo que él no pueda evitar sonreír.
- ¿Cómo sabes si quieres a alguien?- Dice él borrando aquella sonrisa y posando en aquel rostro un signo de añoranza.
- Cuando lo miras y piensas: Mataría por aferrarme a sus latidos y ya no soltar jamás. Eso es lo que yo pienso cuando te miro.- Dice ella en un arranque de valentía.
- Te quiero.- Dice él simplemente. Acaban besándose, sellando aquel "pacto". Cris le contó quién era realmente, Angy demostró que le quería quedándose a su lado a pesar de todo. Fueron felices, sí, fueron muy felices. Tal y como la vida les había prometido tras tanto sufrimiento.

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