Vistas de página en total

viernes, 6 de noviembre de 2015

Tres de Tréboles.

Titilan las luces de mi habitación, es noche cerrada, si se funden nada iluminará la estancia para poder cambiar la bombilla... Pero no me importa, me tumbo mirando mi techo abuhardillado, embobada en los tablones del techo, pensando en... Nada. Mi mente simplemente sigue rodando mientras yo no pienso en nada. Simplemente estoy ahí, tumbada, quieta.
Salta encima mío, con su habitual elegancia, me trepa y se tumba sobre mí, ronroneando, soy terriblemente cómoda para ella. Así nos quedamos hasta que amanece, ella durmiendo y yo mirando el techo, otra jodida noche de insomnio de las que pensaba que no quedaban, de esas en las que el sueño no acude a mí, simplemente no puedo cerrar los ojos y dejarme llevar por la calma, simplemente mi mente sigue despierta mientras solo quiero abandonarme y dejarme llevar, mientras solo quiero descansar de una vez.
Suena mi despertador y yo no he dormido, mi gata se despierta al escuchar el sonido de mi móvil y se despereza aún tumbada sobre mí. Me siento agarrotada, toda la noche en la misma postura sin dormir. Así que me levanto con cuidado de la cama, estirándome suavemente para no hacerme daño, moviendo mis músculos con suavidad.
Estoy agotada. No tengo energía para nada y simplemente me toca hacerlo todo, no puedo quedarme en la cama, otra vez no. No puedo dejar que la tormenta me vuelva a arrastrar tan lejos que luego no encuentre la playa dentro de tanta tempestad... No puedo dejarme vencer de nuevo.
Me visto, me arreglo y salgo a la vida. Me dispongo a seguir adelante, a luchar un día más, mientras mi cuerpo me suplica que me quede en la cama, que vuelva a ceder al agotamiento, que vuelva a perder. Pero a mi nadie me gana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario