Vistas de página en total

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Amanecer.

Camino, como siempre, 
no creo que sea tiempo de detenerme. 
Es hora de seguir adelante, 
siempre callada, siempre constante, 
con el corazón en una mano y la cabeza en la otra. 
Con el coraje de ser lo que alguna vez te hizo ser idiota,
con la manía perdida de ser tú, esta triste loca. 
Aquí, ahora, nada más importa,
solamente una palabra que mancilla
el susurrante sonido de esta boca,
solo un nombre, un ente,
una sonrisa, una mirada, una persona.
Solo un recuerdo, una razón para seguir
para jamás detenerme, no ahora,

Saber que más adelante aún queda
algún resto de lo que la lluvia
borró, desde aquellas tristes sombras.
Una luz que me lleve más lejos,
un fuego fatuo que jamás deje de brillar.
Una guía perdida allá lejos, en algún hondo mar.
Quiero salir de mi vida, verla entera,
volver a rememorar desde la lejanía,
desde la inocencia de no pensar que es mía.
Y así ver mis errores desde otra perspectiva,
y así reírme de aquellas noches a oscuras,
encerrada en mí misma.

Y otra noche pasa, sin ninguna sonrisa,
pérdida en los sueños de alguien
que ya no sigue con vida.
De una desconocida que fui 
y a la que nunca más quiero volver.
Recordando durante horas, esas nubes,
ese cielo, esas luces, aquel amanecer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario