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martes, 8 de octubre de 2013

Huye del Paso del Tiempo.

Caíste, te fuiste, te borraste en un suspiro.
Sufriste, volaste, regresaste del suelo.
Te sientas, me siento, me escribes.
Te olvido en el silencio.
Caes en mis precipicios, otra vez.
Otros susurros lejanos, otros abrazos.
Calla. Sé que realmente no lo sientes.
Suena mi corazón en la tormenta, lo oyes.
Lo sientes.

Salta de aquí al suelo, es un viaje lento.
Estoy muy arriba, me ha costado mucho llegar
donde hoy me encuentro.
Caminas, dentro de mis venas perdidas,
dentro del enramado podrido que está
formando mi corazón sumido en el llanto.
Subes a mi cerebro dormido por el sopor
que supone la dura prueba del paso del tiempo.
Silencio, ruido, silencio de nuevo.

Una voz perdida en el firmamento,
una estrella guiando este tormento.
Cabalga sobre los lomos de los corceles
alados que se forman entre las esquirlas secretas,
esas que esconden las brillantes estrellas.
Se pierde de nuevo ese ansiado silencio.
Se escucha el ruido, se busca el recuerdo.
No, no puedes hacerlo, te dice el cerebro.
HAZLO.

Cabalga en el vórtice que se distingue en mis sueños,
salta dentro de ellos, de los susurros del maldito tiempo.
"No, no debes verlo así, está mal que lo hagas."
Te dicen esas estúpidas pautas marcadas por una
sociedad diezmada por el terror al mañana.
No, no seas esclava de estas mismas palabras.
Huye de lo que pretende adoctrinarte para que
seas distante, cortante, mediocre y siempre similar
entre tú y los demás contrincantes.
Lucha por tus ideales.

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