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jueves, 12 de septiembre de 2013

Sola, Pero no Mal Acompañada.

Nos hemos quedado solos, tú y yo.
Como todas las noches.
Acompañados de nuestras sonrisas cómplices.
Acompañados de nuestros demonios,
fríos, constantes, intransigentes, que no se van,
leyes de mi vida que jamás cambiarán, 
pequeños hechos aislados que se pierden 
entre tus finos brazos.

Que se quedan aquí, haciéndome sentir
que no vale la pena vivir.
Pero tus demonios contrarrestan a los míos,
los funden en un suspiro, 
Los pierden entre el bullicio, entre
el miedo de los caminantes, 
los cambian por besos contantes, por
abrazos de esos que solo tú sabes darme.

Hacen que me sienta segura, que deje
de tener miedo a en la negrura de
la noche tenúe, en el miedo cortante
del frío viento constante.
Sabes cómo hacerme sonreír y 
lo haces. Conviertes mi miedo
en algo que no sé qué es,
en algo que creo que es... ¿Valor? 
Tal vez. No sé, solo sé que tú estás aquí.

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