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viernes, 12 de julio de 2013

Tú.

Te despiertas en la noche, entre las sábanas empapadas en sudor, por el calor de la vacía estancia. Lo echas de menos, está tan cerca y a la vez tan lejos... Y te duermes pensando en que siempre puedes quedarte con que mañana le verás y que algún día será tuyo y solo tuyo, que nada ni nadie podrá separaros nunca más, que no necesitas nada más solo a él. Y te revuelves contra las sábanas, te abrazas a la fría almohada, quizá él también te esté echando de menos... Y entonces caes en la cuenta de que él tiene el sueño más profundo que jamás has visto y sonríes, en la penumbra de tu cuarto, pensando en aquella noche.
Él, lo único que es capaz de dejarte pasmada frente a él queriendo decir mucho y sin poder hacerlo porque las lágrimas de pura felicidad te ahogan la garganta. Y recuerdas todo lo anterior, recuerdas todo tu antiguo dolor... Y ya no sientes esas ganas locas de llorar, ya eres la chica fuerte que siempre quisiste ser cuando ese gilipollas te hacía daño, cuando la gente te pisoteaba como si no valieras nada, cuando fuiste lo suficientemente cobarde.
Si es que llegaste sin previo aviso, cambiando las lágrimas por sonrisas, maquillando tu dolor para que no me doliera. Haciendo que todo mi pasado no importara, cogiéndome la mano para que avanzara hacia un futuro a tu lado, nuestro futuro. Eso que brilla más allá del frío horizonte, este rosado horizonte, en este perfecto atardecer. Y te amo en silencio, entre los besos que me vas robando, entre las caricias que te voy dando, entre la perfección de cada momento entrecortado por mis pensamientos. Y me maquillo mil sonrisas que tal vez no estuvieran allí si quitara todo ese maquillaje de mi cara, tal vez estaría de nuevo derrumbada. Pero por ti sonrío hasta al mismísimo demonio que me aguarda allá lejos de ti.
Te enamoraste de la chica más tímida, queriéndome con mis secretos, con mis miedos, con mis múltiples imperfecciones, con mis millones de monstruos; te enamoraste de mi infierno y bueno, yo también me enamoré de todo tu dolor y me esforcé en convertirlo en todo aquello que yo añoraba. Tú.


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