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lunes, 20 de agosto de 2012

Lluvia de Estrellas.

La lluvia había amainado pero, el mar, aún estaba algo revuelto. El oleaje arrastraba todo lo que encontraba en su camino y lo llevaba a la profundidad del olvido, para jamás regresar. Airen observaba el horizonte, observaba el sol anaranjado en la recta final de aquel tormentoso día. Las tormentas no relajaban el alma de la muchacha, le traían demasiados recuerdos, las gotas de lluvia mojaban su piel pero no lavaban sus pensamientos. Decidió sacar sus pies del agua cuando la marea comenzaba a tirar de ella. Se sienta en la roca de la cala y ve como desaparece el sol, después se tumba sobre la cala, mira las estrellas y cierra los ojos para retener las lágrimas que acuden a limpiar su organismo y a hacerla sentir mejor.
Un chisponazo despertó a Airen en la cala, cuando abrió los ojos pudo ver la majestuosa lluvia de estrellas que había ido a ver allí, le gustaría estar acompañada, pero mejor ver aquello a estar sola en casa compadeciéndose de sí misma. Un escalofrío recorrió la espalda de la muchacha y la hizo dar un respingo sobre la fría roca. Un peso se posó en sus pestañas haciendo ver que el sueño había traído con sigo unas pequeñas lágrimas que desquitaron el miedo de la mente de la chiquilla y le trajeron un poco de calma.
Unos ojos atigrados se vislumbran entre las ramas de la cala y el aire frío mueve las suaves hojas. Airen se asustó y escondió su rostro detrás de las ramas, vio un niño pequeño entre la negrura que se acercaba desnudo hacia ella.
-¿Qué haces aquí solito?- Pregunta Airen cogiéndole del brazo y poniéndole su chaqueta sobre el cuerpecito desnudo.
-Mi madre se ha ido sin mi.-Dice el niño comenzando a llorar. A Airen se le rompe el corazón al ver al niñito, por lo que coge el teléfono y llama a la policía.
Airen acabó adoptando al niñito al no encontrar a sus padres ni a nadie que fuera de su familia, se cree que sus padres se suicidaron tras abandonarle en la playa nunca se encontró una respuesta a las preguntas que hizo el niño al crecer, nunca se encontró una explicación a aquel suceso, nunca se encontraron suficientes manos para secar las lágrimas que causaron esos padres que no se vieron con fuerzas para salir a delante. Pero Airen consiguió hacer feliz a aquel chico que acabó llamándose Aidan y teniendo una maravillosa familia que lo quiso todos los días de su vida.

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