Vistas de página en total

viernes, 28 de agosto de 2015

Miradas Felinas.

Abro los ojos tumbada sobre mi cama y sé que ella está conmigo. Lo sé incluso antes de que se desperece a mi lado y salte encima mío. Lo sé porque ya es parte de mi rutina, ya es parte de mí. Y cada mañana al entreabrir los ojos me la encuentro acurrucada en alguna parte de la cama o sobre mí incluso. Es algo que me alegra el despertar, algo que sosiega todos mis fantasmas. Esos que últimamente se empeñan en regresar. Llevo unos cuantos meses pensando, meditando, tomando decisiones que no incluyen a nadie más que a mí, decisiones que son para bien o para mal, mías. Y cada día que pasa me quedo mirándola, a esos ojos de un verde irreal, y me pregunto si ella no es más que una prueba más del destino, si es uno más de mis tantos fantasmas. Quiero huir de todo lo que he hecho hasta ahora, quiero cambiar mi vida al completo, y no  puedo. Muchas cosas me atan ahora mismo aquí, a un sitio que yo no escogí, a un lugar donde nunca he querido estar y a una vida que nunca jamás hubiera querido vivir por elección propia... O quizás sí. Porque puede que tenga mil quejas de esta vida que me ha tocado, mil demonios que me mantienen despierta de noche, hasta que mi cuerpo se rinde y me deja descansar. Pero él es la razón e que siga adelante, siempre lo ha sido a pesar de que no estuviera ahí hasta hace muy poco... A día de hoy sé que todas las decisiones que me llevaron a seguir con vida, incluida alguna que nunca he sido capaz de confesar, era por él. Por encontrarle en mi camino  algún día, porque estaba destinada a tropezarme y enredar mi hilo con el suyo durante lo que espero que sea toda la eternidad. Pero es que ahora también hay una pequeña fiera que me mantiene ocupada, algo que me tensa, que me preocupa, que me hace sonreír y que me hace sentirme querida.Y no, no he tenido una hija, tengo un bebé pero no de mi propia especie. Y esta cachorrita felina me ha conquistado el corazón, me ha ocupado las horas con cosas que hacía mucho tiempo que no disfrutaba, y me ha sacado de mi pozo de nuevo. Porque cada vez que me caigo, se hace más dura la subida a la superficie. Aunque esta vez los tenía a ellos dos conmigo y eso me ha ayudado mucho, aunque el viaje aún no se ha acabado. Aún queda mucho por luchar.
Aún queda mucho que vivir, mucha música que escuchar, mucha belleza para ver, muchas pieles que tocar, muchos perfumes que oler y muchas veces que saborear su boca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario