- Lúis, no puedo ser normal, ya lo sabes. Pero esperaba que él me aceptara tal y como soy, con mis virtudes y ese extraño defecto.- Dice Judith con las lágrimas saliéndole a borbotones por sus cálidos ojos marrones.
- No te preocupes, ese cretino no te merece. Tú eres una chica preciosa, divertida, mágica...- Se detuvo al notar el fallo en la elección de sus palabras.
- ¡No voy a conseguir ser feliz nunca si lo único que hago es leerles la mente y levantárles por los aires cuando me enfado!- Dijo la muchacha y oyó algo en la mente de su amigo, pero prefirió no analizar aquellos pensamientos " Conmigo sería feliz..."
- Deja de llorar... No vale la pena malgastar tu vida porque un imbécil que no te quería te haya dejado porque eres distinta... Eres especial y si él no lo ve, pues que le den.- Dice Lúis cogiendo el rostro de Judith y apartando las lágrimas que manchan aquel hermoso rostro. SE comienzan a acercar mientras Judith ata los cabos de sus pensamientos y le besa, un beso cálido, especial... Una luz se desprende de la pareja que prefiere no saber los que ocurrirá en el futuro, solo viajar hasta él, en ese instante tan mágico. Llegan a su misma ciudad, 20 años después. Con la sensación de no haberse movido de donde estaban y con la misma edad. Se buscan y descubren que siguen juntos, que se han cansado y que tienen tres hijos, dos niñas y un muchacho fuerte y guapo, muy parecido a su padre. se besan y vuelven a su tiempo en el que pasan su vida siendo felices, pasando su tiempo juntos, dos raros que se han encontrado en un lugar y un tiempo perfectos y que ahora no quieren pasar ni un solo segundo el uno sin el otro. Por fin ambos tienen lo que se merecen y son felices... Para siempre... Lúis le regalaba a Judith cada aniversario un viaje en el futuro o en el pasado y saben todo sobre todos. Y parece que seguirán siendo felices eternamente, en cada rincón se quedará un segmento de sus vidas eternamente y volverán y revivir su amor con cada ráfaga de viento que llevará sus nombres através del tiempo.
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