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jueves, 1 de marzo de 2012

Familias

Una noche de invierno Laura fue a dar una vuelta por la ciudad, durante el paseo se comenzaron a escapar algunos copos de nieve, blaca y fría. Laura no se dio cuenta, iba demasiado ocupada pensando en Lane, recordaba la primera vez que se había cruzado y su primer beso. Recordaba la primera vez que le había dicho que le quería y él le había mirado a los ojos, la brazó y le dijo al oído que la quería. De eso ya hacía mas de 3 años, y desde entonces eran felices en su casa del centro del bosque.
Pero ahora Lane había enfermado y los médicos no sabían cuanto aguantaría con vida. Laura se sentía muy sola desde que él estaba en el hospital, se tiraba todo el día en el hospital esperando a ver si despertaba con energía y ya recuperado, pero eso nunca pasaba. Por la noche, caminaba hasta su casa y, nada más llegar, se acostaba. Llevaba días sin comer. Alos médicos le empezaba a preocupar más Laura que del propio Lane. Llegaba agotada a la habitación y se sentaba en un sillón del que no se levantaba hasta que el reloj de la sala marcaba las 21:30. Sin moverse de allí para nada. Ella era la única que había visitado a Lane, su familia le odiaba desde hacía muchos años, pero Laura no sabía porque, nunca se lo había contado. Ni siquera su hermana había ido a visitarle y Laura se empezaba a preocupar por la soledad de Lane, ¿qué habría hecho para que su propia hermana no fuera a visitarle cuando estaba a punto de morir? Laura apartó esos horribles pensamientos de su mente cuando llegó a la puerta del hospital y vio desde allí un hombre muy parecido a Lane en la puerta de su habitación. hachó a correr hacía él y comprobó que era Lane, que había despertado. La abrazó, la besó y le dio las gracias por esperarle en la habitación cada día.
Tras esto Lane miró bien a Laura y le dijo que estaba demasiado delgada. Ella se ruborizó y sacó una chocolatina de su bolso y se la comió. Lane siempre andaba diciendola que comiera, porque Laura había tenido su época de anoréxica y no le gustaba que se pasara ni siquiera una comida. Pero Lane la obligó a comerse un plato de macarrones que le habían traido a él mientras pedía otro para comer él.  Aquel mismo día se fueron a casa y disfrutaron de su historia de amor hasta el final de sus días. Laura consiguió que Lane se reconciliara con su familia y fueron muy felices todos.

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