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sábado, 3 de marzo de 2012

Constelaciones

Las  estrellas decoraban el cielo azul oscuro de aquella increíble noche de verano. Yo me encontraba tumbada en aquella pradera apartada de todo y de todos. Deny estaba sentado a mi lado observando aquel majestuoso cielo. Yo no podía apartar mi mirada de él, simplemente su propio ser mi hipnotizaba. Me armé de valor y comencé a hablarle, primero en un susurro tímido y aumentando el tono un poquito hasta alcanzar el tono habitual:
-Oye, que tal estas con esa chica... ¿Cómo se llamaba?
-Mal, no me habla, simplemente ya no somos nada.- Me contestó con un aire triste y melancólico en la mirada. Yo no pude evitar alegrarme de aquellas palabras que acababan de brotar de aquellos preciosos labios.
De pronto nuestros ojos se encontraron en una mirada que me hubiera gustado que durara eternamente. Aquellos ojos almendrados eran el mundo que yo quería conquistar. Comenzamos a acercarnos lentamente esperando que nuestros labios se encontraran en un largo e intenso beso. Aquel instante llegó después de muchas vacilaciones por partes de ambos, pero para mí era lo mejor que me había pasado en la vida. Deny, por su parte, no parecía tan feliz por lo que acababa de suceder.
-Lo siento, no pretendía ser tan lanzado. Llevo un par de días que no paro de pensar en ti, pero tampoco quiero perderte como amiga si hago alguna estupidez.-
-Calla- Le contesté plantándole un increíble beso del que nos despegamos sabiendo que aquello no iba a durar demasiado, pero que nos íbamos a querernos como nunca antes habíamos querido a nadie. Aquella noche fui feliz por primera vez. Aquella noche estrellada fue mágica y maravillosa. Pero al poco tiempo aquella felicidad se vio truncada en horror y tristeza cuando un terrible accidente acabó con la vida de Deny, en solamente un segundo, el mismo tiempo que había durado aquel primer beso.

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