Vistas de página en total

domingo, 28 de junio de 2015

Noche de Tormenta.

No, no lo quiero, no quiero un montón de gestos vacíos, no quiero un montón de sonrisas falsas y tampoco quiero un par de palabras amables maquilladas por el mejor de los maquilladores. Quiero vivir, quiero que todo esto desaparezca, despertar en mi cama, en mi verdadera cama, con él a mi lado tras una de esas noches de tormenta, tras una simple pesadilla que ya terminó. La peor de todas, la pesadilla de tenerte lejos, la pesadilla de no poder besar tus labios, de no poder abrazar tu cuerpo o no poder escribir versos sobre ti, sobre las miles de cosas que haces que ocurran dentro de mí cuando sonríes de esa forma, el montón de sentimientos que desatas cuando me susurras "te quiero" al oído. Eso quiero, una verdad, mi verdad. Y no este conjunto de fingir y no saber quien finge mejor de las dos. Este conjunto de días enteros sola, de noches enteras sola, de vidas que pasan mientras te acuerdas de todo lo que no has podido hacer, de todo lo que no has vivido y que quieres vivir.



Y despierto como cada día en una cama, vacía, con mi corazón en la mano y la sangre brotando de mis heridas, muriendo despacio, mientras me atormento. Buscando una felicidad de plástico, una felicidad que no existe aquí, no existe lejos de sus labios, no existe y me esfuerzo por seguir luchando, por seguir bien mientras el infierno se va desatando y mi cuerpo poco a poco se va quebrando ante la posibilidad de perder mucho tiempo, ante la posibilidad de que un día cuando yo vuelva, sea una de esas noches de tormenta y otra ocupe mi sitio a tu lado, bebiendo de tus sueños, mientras a mí me atormentan mil pesadillas y mil latidos que quieren estar muertos. Preocupada por si te has vuelto a despertar, empapado en sudor, gritando a oscuras en tu habitación. Solo. Mientras yo deseo estar arropando tus sueños y calmando tus pesadillas.
Otra noche de tormenta, de esas que no brillan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario