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miércoles, 29 de febrero de 2012

Juegos en la Nieve

Después de tanto luchar en la guerra del amor, Yaiza, era feliz sin Jaime que no la amaba ni la respetaba la mitad de lo que ella lo hacía por él. Había llorado tanto que ya no recordaba lo que era sonreir por estar contenta, no por obligación. Cada noche se despertaba entre sollozos porque había soñado con Jaime, con sus ojos color mar y su sonrisa de niño bueno, aunque en el fondo no es tan bueno. Es el típico malote que sabes que te hará daño pero aún asi le quieres y estas con él hasta que no puedes más y te das cuenta de que es imposible cambiarle. Nadie sabe el dolor que puede dar un amor con ese tipo de personas si no son realmente buenas en el fondo.
Yaiza había conocido a alguien que la haría mucho más feliz de lo que nunca le había hecho Jaime y no pensaba perder la oportunidad de ser sumamente feliz con él. Se llamaba Alex y era dulce, simpático, amable y muy cariñoso. Yaiza no quería estar con él al principio por no hacerle daño, pero finalmente aceptó y comenzó a salir con el muchacho que se convirtió en su mejor compañía. En los ultimos meses se había convertido en la mujer más feliz del universo a su lado, era tan... PERFECTO. Demasiado, llegaba a pensar ella. Sentía el amor más grande de la Tierra y lo compartía con todo el mundo, para que todo el mundo supiera que se amaban.
Cada día se levantaba, se ponía enfrente del armario y él la observaba desde la cama mientras ella se ponía guapisima solo para él. Se ponía lo que mejor la quedaba y se maquillaba de la forma más especial que se le ocurria. Aunque él la decía que no hacía falta que se pusiera tan guapa, que ella lo era por poco que se arreglara.
-La que es guapa, es guapa siempre.- Decía él cada mañana y ella le dedicaba la mejor de sus sonrisas.
Eran felices, hasta que ocurrió lo que no debía ocurrir...
Una mañana Alex se levantó antes que nadie para sorprenderla pero Yaiza no se volvió a levantar. Calló  en un coma muy fuerte a causa de un derrame cerebral y no volvió a despertar nunca. Alex esperó cada segundo de su vida a que ella despertara de ese coma tan horrible. Pero nunca lo hizo y Alex pasó su vida solo esperando a Yaiza. Envejeció a su lado como hubiera deseado toda su vida y murió mirando su aura angelical dormida.
Tras morir Alex, murió Yaiza, como si esperara a su muerte para morir y asi no dañar a la esperanza de Alex.

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