Vistas de página en total

martes, 25 de septiembre de 2012

Cuando la Luna Decida que puedo Sonreír.

Desperté en mi cama, sola, esperando una respuesta certera de mis músculos, algo que me indicara que quiero seguir hacia delante y sonreír siempre al mundo. Caminé como alma en pena por mi casa, buscando tu sonrisa en las esquinas, pero ya no estabas reflejado en aquellas paredes, hacía demasiado tiempo que no paseabas tu mirada por aquellas estancias vacías de tu amor, vacías... Que recuerdos me traen esas palabras, vacía estaba cuando te apareciste en mi mundo, sin necesidad de sufrir ni pasarlo mal por mi y te inmiscuiste para conseguir hacerme sonreír, para que dejara de lado aquellas lágrimas que se amontonaban en mis ojos. Nunca creí que el amor que rebosaban mis poros pudiera ser captado de esa forma y tan rápido por alguien... Nunca creí que olvidara el pasado en un solo suspiro, en un solo segundo que se hizo eterno, en el mismo instante en el que me encontré con tus labios. Descubrí que la vida se detiene si te besa la persona más importante para ti, descubrí que una simple mirada me embelesa y me quedo absorta en el brillo de tus ojos verdes, que demuestra mi locura, me quedo paralizada y solo soy capaz de sonreír, solo soy capaz de mover mis labios para demostrar que eres lo único que me hace feliz. Miro el sofá y creo que, en mi subconsciente, esperaba que estuvieras dormitando sobre él y cuando no te veo allí mi corazón se estremece y te echo de menos, otra vez. Otra noche más entre la soledad de mis sábanas, un alba más sin que tú seas el que me despierte, otra mañana pegada a la alambrada de la melancolía, otro día sin nada por lo que sonreír, bueno sí, que dentro de menos días te puedo ver. No me importaría recorrerme cielo y tierra para darte todos los besos que tú quieras, pero no soy yo la que lo impide, es una pared de piedra imposible de destruir, un muro infranqueable que se levanta entre nosotros y solo se disipa cuando ambos tenemos tiempo. Cuando la luna decide que es hora de dejarme sonreír de nuevo.
Paseo inquieta por casa, no sé que puedo hacer para no clavar mi mirada en el reloj y pedirle por favor que haga que el tiempo corra más rápido. No sé como conseguir pasar los tres días que me separan de estar acurrucada en tu seno, por fin. No sé como hacer para que el alba no me traiga tu recuerdo... Para que no me duela tanto estar tan lejos y a la vez tan cerca de ti. No me explico como dos términos tan dispares se mezclan en mi cabeza y se ponen de acuerdo para atormentarme, para hacerme que la realidad sea otra, que te eche de menos y al mismo tiempo piense "Está a una hora de mi." Pensar que estás lejos y no saber como saldar esa distancia y, tres días después, saldar esa distancia y cuatrocientas más. Porque tengo tiempo, porque la luna me deja, porque nada es como todos creen, porque el magnetismo que me ata a mi casa el resto del tiempo, desaparece para hacerme feliz. Busco tu voz en la oscuridad, camino a ciegas con las manos extendidas hacía el futuro que se acerca, cada vez más rápido, cada vez más fuerte, cada vez con más ganas, cada vez más cerca del final y de un nuevo comienzo que dé nuevas metas y hazañas.
Ato mi pelo en una coleta y salgo a caminar, me gusta sentir el viento en mi rostro pálido, además está lloviendo, eso me motiva aún más. Camino por las callejuelas, por el monte, por el río... Y de repente me doy cuenta de que estoy muy cerca de tu casa, que podrías estar por aquella zona y que no sabría que decirte si nos encontramos, me daría tanta vergüenza admitir que paseaba sin rumbo para evitar acordarme del tiempo que me queda sin ti. Me da tanto miedo que pienses que soy distinta de lo que tú pensabas...
Sigo huyendo hacía donde sea, me da igual, solo camino, no tengo nada por lo que luchar todavía, no tengo a donde ir porque todo me recuerda que no te tengo aquí conmigo, que no estás, que queda poco para que vengas y luego te vayas, sin más. Me quedo sentada en tu puerta diez minutos y luego me levanto, despacio, en busca de escapar de todo. Escapo a mi casa y sigo recordando que ya no estás, pero por una vez espero el día de verte con ilusión y no siento que no merece la pena nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario