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miércoles, 14 de marzo de 2012

Apocalipsis

Los edificios destruidos decoraban la ciudad, la muerte era el punto común en todo el mundo. Sabiendo que todo lo conocido había cambiado, que la muerte ya no era muerte propiamente dicha, que el mundo no volvería a ser el mismo y que todos a los que quería habían muerto. La noche oscurecía el ambiente y yo observaba las casas de al rededor. Arek y yo habíamos decidido ir a pasar el resto de lo que nos quedara de vida a la gran mansión de Mela, un antiguo jefe de estado que había conseguido muchos fondos y bienes durante su mandato. Él decía que los había conseguido de forma horrada, pero las palabra honrado y Mela en la misma frase solo pegan si no llevan un NO o algo de ese estilo de por medio. Todos sus medios habían sido robados y nosotros nos vamos a veneficiar de ese hecho. La mansión era una casa muy grande de 2 pisos, con un jardín y una piscina llena de chocolate. Era enero y la nieve se escapaba cuando nosotros comenzamos a salir de nuestro escondite.
Llegamos a la mansión a media noche, no podíamos dormir y decidimos meternos en la piscina y nadar en el chocolate caliente mientras la nieve caía suavemente. Arek se acercó por mi espalda me abrazó fuertemente, como si no quisiera perderme, y me giré. Nos quedamos un rato mirandonos fijamente a los ojos cuando poco a poco fuimos juntando nuestros labios y nos dimos nuestro primer beso.
Había conocido a Arek en un supermercado el día que ocurrió el cambio. Cuando los muertos salieron de sus tumbas para ir a por los vivos, tal vez por envidia porque vivían y ellos no. Cuando huí de mi casa le encontré en un supermercado abandonado y nos habíamos aliado para sobrevivir a aquel extraño suceso. Los acontecimientos siguientes nos llevaron a enamorarnos profundamente el uno del otro y a compartir todo nuestro pasado y, sobr todo, nuestro gran futuro. La vida ya no era lo que debía ser y solo existía el instinto de sobrevivir de aquel ataque.
Amanecimos desnudos en la cama más grande de la casa. Cuando despertamos comprobamos que había sido muy tonto el no comprobar si habría algún no muerto en las estancias de la casa. Para nuestra fortuna no había ninguno, de todas formas comprobamos absolutamente toda la casa.
Finalmente nos decidimos quedarnos en aquella casa hasta que aguantara la comida y el agua, después buscaríamos semillas y más comida y agua, mucha agua. Fuimos muy felices el tiempo que nuestros organismos aguantaron, el día de nuestra muerte llegamos al centro de todos los sucesos y llamamos la atención a todos los no muertos y nos suicidamos juntos. Días después la vida voolvió a ser lo que era al principio, nosotros ya no lo vimos.

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