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martes, 26 de abril de 2022

Las novias de Thirteen

-¿A dónde vamos ahora?- Dijo Yaz con una enorme sonrisa en los labios entrando en la TARDIS.
-Yo quiero irme a casa, chicas. Quiero ver a Di. Parece que no está todo perdido...-interrumpió Dan tímidamente mientras la expresión de Yaz cambiaba a preocupación.
-Pero... ¿Volverás?- Consigo articular entre todos los pensamientos que se agolpan en mi cabeza. El silencio como respuesta y Dan con una expresión de no querer decir lo que estaba pensando.-Esta bien, volvamos. Así Yaz puede visitar a la familia... Y no sé, podemos comer con tu madre...-Digo tratando de quitarle hierro al asunto mientras comienzo a trastear con los mandos de la nave. Pronto estamos ahí y nos despedimos de Dan, sin mucha parafernalia, para que haya una excusa para volvernos a ver. Prometemos un último viaje juntos, pero sabe a promesa vacía. Y Yaz y yo volvemos en silencio a la TARDIS.
-No es necesario que vengas... Si no quieres- Le digo deseando que no se vaya.
-¿Estás de broma? Eres con la única persona con la que querría estar...-Dice Yaz con ese brillo en los ojos que no sé ni describir.
-Bueno, pues entonces te toca elegir. ¿Dónde quieres ir?-Miro a la pantalla tratando de no quedarme con cara de tonta mirándola.
-Ummm ¿Egipto? Nunca he estado en Egipto...- Dice Yaz y a mí se me viene alguien únicamente a la cabeza.
-Vale, pero... No podemos toparnos con Cleopatra. Podría alterar la línea temporal y todos los futuros. Podría ser una ecatombe. Y quizá quiera que la lleve a cenar.-Digo con cierta sorna pensando en nuestras aventuras por Egipto, en nuestra luna de miel, en las guerras en el espacio y las escapadas nocturnas. Mi mujer era la mujer más deseada de todo Egipto y de toda la historia.
-¿Estás hablando de que ella es la mujer más guapa de la historia? No me pones fácil no estar celosa.-Dice Yaz remarcando el "ella" para que sepa que sabe a quién me refiero.
-Bueno, es que es... Era. Una mujer de armas tomar. Literalmente, intentó matarme en varias ocasiones, literalmente la educaron para ello.-Empiezo a divagar hablando de River sin darme cuenta y veo a Yaz sonreír con una expresión un poco de tristeza.-¿Estás bien con ello? No quiero que esto sea un obstáculo entre nosotras. Amo a River, es mi mujer. Pero eso no cambia mis sentimientos por ti.-Sentencio acercándome a ella y acariciando su mejilla muy cerca de sus labios.
-No te voy a mentir, asusta. Nunca había pensado en estar en una relación en la que hubiera dos chicas, mucho menos tres. Es aterrador para mí.- Dice Yaz abriendo mucho los ojos.
-Pero ella ya no está, lamentablemente, me encantaría que os conocierais pero ya no está. Estoy segura que os haríais grandes ¿Amigas? No sé. La verdad es que conociendo a River probablemente acabaríais siendo más que amigas.-Digo y no puedo evitar reírme un poco. Y Yaz se ríe conmigo pero como si no se lo creyese del todo.
-¿Y si me la presentas? Quiero decir... ¿Qué es lo peor que puede pasar?- Y en el mismo instante que Yaz dice esas palabras, una alarma suena en el panel de control. Me distraigo intentando localizar el mensaje de auxilio y acabamos en cualquier parte menos en Egipto.
-Creo que otra vez será, porque esto no es Egipto.-Dice Yaz al aterrizar y abrir las puertas en Temisto, la novena luna de Júpiter.
-Si, en otra ocasión quizá... Vamos a ver qué ha traído a la TARDIS hasta aquí. Es raro, no debería habernos arrastrado, creía haber arreglado eso.-Digo con una expresión de intriga y cierta incertidumbre. Caminamos por la superficie de la luna durante unas cuantas horas. Ambas enfundadas en esos trajes espaciales de color naranja que tanto le gustan a la TARDIS. No entiendo el motivo, pero en todas las regeneraciones han estado en el armario estos trajes. De pronto vemos a lo lejos unas luces y lo que parece... ¿Una prisión? ¿Una base militar? ¿Una base de investigación muy blindada?
Caminamos hasta la puerta y busco con el sónico el origen del mensaje, efectivamente está ahí. De pronto saltan las alarmas de la prisión y vemos un vestido negro correr por el patio. No sé qué hacer. Pero de pronto pienso una cosa: Solo conozco a una persona que pueda llamar de forma directa a la TARDIS.
Corro a la puerta de la prisión, mientras veo a los guardias perseguir ese vestido negro que corre sin control. Se oyen disparos, yo me altero y Yaz también. Pero decido abrir esa puerta.
-¿QUÉ DIABLOS ESTÁS HACIENDO? ¡HAY UN PRESO FUGADO!- Me grita Yaz a la vez que intenta apartarme de la puerta. Yo la miro.
-Yaz, confía en mí. Soy la doctora.- Sonrío y sigo con mi trabajo. Yaz deja de forcejear conmigo y empieza a hacerle señas al vestido que corre. Ahora podemos ver que lleva unos tacones en la mano y que tiene el pelo rubio ceniza rizado. No puede ser, yo tenía razón. Es ella. ¿Cómo ha escapado del ordenador de la biblioteca? De pronto saca una pistola de su liga y se pone a disparar contra los guardias. Definitivamente una mujer de armas tomar. *Clinck* la cerradura por fin se abre y la puerta está abierta. Ella nos ve y corre hacia nosotras, no sé si me reconoce, nunca me ha visto así.
-No sé quiénes sois, pero gracias por abrir la puerta. Ahora os recomiendo que corrais- Nos dice fatigada mientras nos coge de la manga y tira de nosotras aunque no sé bien hacia dónde pretende ir. Corremos durante un buen rato hasta que dejamos de escuchar a los guardias disparandonos. Nos ponemos tras unas rocas y entonces comienza la parte complicada de todo esto.
-¿Quién eres? ¿Por qué te persiguen los guardias?- Dice Yaz jadeando. River se pone muy recta, con ese aire de superioridad que le caracteriza, y le tiende la mano a Yaz.
-Profesora River Song, arqueóloga.-Yaz cambia de expresión y me mira.
-¡Venga, ya! ¿ES ARQUEÓLOGA? ¿CÓMO NO ME VOY A PONER CELOSA?-Dice Yaz con una expresión un poco furiosa.
-No me gusta la arqueología.-Sentencio sonriendo a ambas. En ese momento sé que ella se da cuenta de quién soy porque su expresión también cambia, baja la mano que seguía tendida hacia Yaz. Me mira, de arriba a abajo, con una expresión completamente de desconcierto.
-Hello Sweetie-Le digo sonriendo. Y sus ojos se inundan en lágrimas. Salta a mis brazos y nos fundimos en un incómodo beso. Cuando abro los ojos, Yaz está mirándonos un poco avergonzada. No sabe cómo reaccionar.
-¿Y ella es tu... Acompañante? Es muy guapa...-Dice River con una sonrisa.
-Bueno, es mi novia, River. Se llama Yaz y tenía muchas ganas de que os conocierais. Pero no entiendo. ¿Cómo has escapado de la biblioteca? ¿Qué hacías en prisión?- Le pregunto y ella sonríe sin apartar la mirada de Yaz. Se están mirando fijamente la una a la otra, no tengo claro si es una buena señal. Yaz de pronto sonríe y ambas se ríen juntas. Como de una broma interna que no llego a comprender y en ese momento me doy cuenta: Se han juntado las dos personas más peligrosas para mí. Sin ninguna duda habrá fuegos artificiales.
-¿Sigue siendo un torbellino de preguntas sin dejarte responder mientras se responde a sí mismo? Bueno, misma.- Le pregunta River a Yaz, todavía riéndose.
-Sí, creo que a veces ni siquiera me escucha, que solo divaga. Pero es adorable verla divagar.- Se hace el silencio mientras sonríen y me miran a la vez. Yo solo tragó saliva y me sonrojo.
-No... No habléis de mí como si no estuviese... Es... Incómodo. Vamos, la TARDIS debe estar por aquí- Comenzamos a caminar mientras hablamos.-Y sí, quiero saber cómo escapaste de la biblioteca, tengo mis teorías, pero no creía posible ninguna de ellas.
-Tampoco las intentaste.-Sentencia River con un poco de amargura en el tono de su voz.
-Tienes razón. No las intenté. Huí de ese arco de mi vida sin mirar atrás, dejándote sola allí. Con un montón de hologramas que se iban actualizando. ¿Cómo es posible que se actualizasen, River? Volví a por ti un millón de veces.-Digo furiosa porque haya si quiera dudado de que volví a buscarla. Ella tiene una expresión como de tristeza y a la vez parece sentirse mal por haber pensado mal de mí. Entro en la TARDIS dejando la puerta abierta tras de mí.
-Solo somos un montón de recuerdos, sweetie. Y tú guardaste todos los míos en uno de los mayores ordenadores del universo. Era cuestión de tiempo que La Fundación Testimonio me encontrase.-Dice River con seriedad desde la puerta y levanta su mano que se vuelve transparente. Yaz ahoga un grito y yo recuerdo la primera vez que vi eso. La Fundación Testimonio... Parece que fue hace mil vidas. Pero tiene sentido... Entran en la TARDIS y cierran la puerta tras de sí mientras yo entro en conflicto conmigo misma.
-¡CLARO! ¿CÓMO NO SE ME HABÍA OCURRIDO? SOY UNA INEPTA. PODRÍA HABERTE LLEVADO A LA FUNDACIÓN. PODRÍA HABERTE SALVADO.-Grito, furiosa conmigo misma, mientras mis ojos se inundan en lágrimas y solo quiero huir de ahí. No quiero que me vean vulnerable y no sé por qué. Esas dos mujeres me han visto en todas mis formas, ¿por qué tengo miedo de que me vean llorar ahora? Yaz y River se acercan rápidamente y se ponen una en cada lado. Yaz se acurruca en uno de mis hombros y me acaricia la espalda mientras trata de calmarme. A la vez que River me abraza del otro lado y me dice:
-Lo hiciste, cariño. Me salvaste la vida y me diste la mejor vida que podía tener.-Yo me desmorono en sus brazos. Me echo a llorar desconsolada y las abrazo a las dos. No sé cuánto tiempo estamos así, las tres en el suelo de la TARDIS dándonos besos, abrazos, caricias y un millón de sentimientos desbordados. Pero podría quedarme ahí para siempre.
-Espera, aún no nos has dicho por qué estabas en esa cárcel. ¿Qué has hecho ya? ¿Voy a tener que castigarte?-Digo con una sonrisa pícara mirando a River que se ríe.
-Oh, que mona eres. Ambas sabemos que quién acabaría esposada y castigada... Eres tú. Y puede que Yaz, depende del bando que elija.-La voz de River se vuelve más siniestra cuando va acabando esa frase y mira a Yaz con esos ojos penetrantes que tiene. Maldita sea, esto se va a volver contra mí.
-¿Torturar a la doctora hasta que pida clemencia o quedarme mirando? Creo que la decisión es bastante sencilla. Aunque no sabrás cuándo eso se puede volver en tu contra...-Dice Yaz y un escalofrío recorre mi cuerpo. Lo cuál es curioso porque estoy literalmente ardiendo. Todo mi cuerpo pide a gritos devorar a las dos diosas que están conmigo.
-¿Dónde decíamos que estaba la habitación en esta versión de la nave?-Dice River con una sonrisa pícara en los labios levantándose a la vez que Yaz. 
-Arriba a la izquierda, no la he movido. Sigue siendo nuestra habitación tal y como ha sido siempre. Es lo único que no ha cambiado mucho. Solo se han añadido cosas para que Yaz también se encontrase a gusto.-Digo mirando a Yaz mientras me ayuda a levantarme. Y sin darme cuenta, River ya me ha esposado.-¿De dónde coño has sacado las esposas? ¿Vas con esposas por ahí?-
-A ver, cariño, acabo de escapar de una cárcel. Claramente estaba esposada cuando empecé a correr. Me alegro de no haberme deshecho de las esposas.-
-Yo también tenía, pero están en la habitación.-Dice Yaz, sonando ligeramente amenazadora con una sonrisa en los labios la mar de inocente. River también sonríe y le devuelve la amenaza agarrándola del culo y acercándola a sí misma. Se funden en un beso salvaje, deseoso, fiero.
-Puedes intentarlo, preciosa, pero ya ves que no duro mucho tiempo esposada.-Dice River y se dirige hacia la puerta, contoneándose de una forma increíble mientras Yaz y yo la miramos hipnotizadas por el contoneo de su falda y el baile de su culo al andar.-¿Vais a quedaros ahí mirándome el culo, o vais a venir a quitarme el vestido?-Dice River sin ni siquiera girarse. Salimos corriendo tras de ella, como si de dos perras se tratase. Aunque bueno, creo que esa es la intención que tiene River.
Subimos por la escalinata las tres, empotrandonos salvajemente contra la barandilla mientras vamos perdiendo la ropa en cada escalón. Llegamos a la habitación, River delante, y nosotras dos detrás.
-Vamos a ver si realmente has mantenido nuestra habitación o era una artimaña para llevarme a la cama...-Susurra peligrosamente cerca de mí mientras abre la puerta. Sigo esposada, todo el camino eso ha servido para que me desnudas en sin que pudiese defenderme y para que se desnudasen sin que yo pudiera participar. Yaz se ríe y a mi lado se quita la última prenda de ropa que le quedaba. River solo lleva los tacones, hace tiempo que, como ella pidió, le quitamos el vestido. Al abrir la puerta, se queda congelada. Yo no miento, la habitación está igual que cuando ella vivía aquí. Sigue siendo nuestra habitación de luna de miel o nuestra habitación de primera vez. Sigue siendo todos los recuerdos que tenemos entre estas cuatro paredes de color turquesa. El color favorito de River.
-¿Entonces sigue siendo tu habitación?-Pregunta Yaz, rompiendo el silencio. Sé la respuesta, así que me adelanto y beso a River en el cuello para luego susurrarle en el oído:
-Nadie jamás podrá sustituirte, querida. Solo sumar a nuestra relación más amor del que ya hay. Ahora, ¿Qué tal si me quitas las esposas para que pueda castigarte por dudar de mí?- Digo desafiando a la fiera River que enseguida se recompone secándose las lágrimas de emoción y sonriendo de forma pícara.
-¡Que te lo has creído! Yaz, ¿donde tenéis los juguetes?- Yaz me adelanta y se cuela en la habitación besándose con River al pasar, de forma sumisa y desafiante al mismo tiempo. Maldita sea. Son las dos mujeres más sexys que he visto jamás. Yaz saca todo nuestro arsenal de juguetes, desde látigos, fustas, palas... Hasta nuestros trajes de látex o nuestros vibradores y dildos dobles. River me coge de las esposas y me lleva a la cama, donde me sienta y me quita las últimas prendas de ropa.-Si te portas bien, podrás tener un premio.-Me susurra al oído y consigue que me moje aún más. Se coloca delante de los juguetes, junto a Yaz, y le indica los que quiere utilizar. Yaz elige dos más a mayores, y cuando vienen ambas se han enfundado un arnés precioso que me pone a cien. Empezamos suave, disfrutando de nuestros cuerpos. Pero pronto tengo a una River desbocada penetrandome con el arnés mientras Yaz se ha quitado el suyo y se ha sentado en mi cara a la vez que le come las tetas a la famosa Cleopatra. Nos pasamos horas en esa habitación, abrazando el placer y los cuidados. Dándonos orgasmos pero también besos y caricias tiernas. Permitiéndonos desear y sucumbir a todos nuestros pecados. A la vez que nos demostramos en la piel cada sentimiento que profesamos. En uno de nuestros descansos, mientras estamos las tres tumbadas sobre la cama abrazadas acariciándonos, pronuncio las palabras que todas estamos pensando:
-Ojalá esto no sea un sueño. No quiero despertarme y que cualquiera de vosotras no esté a mi lado. Quiero recorrer el tiempo y el espacio con las dos mujeres que amo.-Y entonces me doy cuenta que acabo de decirles a las dos que las amo.
-Yo también te amo, Doctora.-Dice Yaz acurrucandose a mi lado.
-Yo también.-Dice River a la vez que susurra en mi oído mi verdadero nombre.

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