Vistas de página en total

sábado, 7 de septiembre de 2019

Me duele.

Y me duele. No sé,
simplemente duele.
Es esa puñetera sensación de siempre
apuntalando mi espalda doliente.
Pero también son esos pensamientos
horribles, pensamientos de que no soy
suficiente.
Que afectan directamente en mi cuerpo,
me desgastan las cucharas,
y me hacen perder el tiempo.

No estoy bien, es una realidad.
Cada vez me duele más, más me hundo.
Pero cada vez intento salir,
porque no me quiero volver a hundir.
Y me apoyo en lo bueno, en tu sonrisa,
en sus ojos, en vuestro cariño
y en todo lo que he conseguido.

Pero a veces no es suficiente, a veces
simplemente me hundo, toco fondo,
y luego floto hasta la superficie
dejándome llevar.
A veces me quedo un poco allí,
en ese fondo oscuro de mi mar.
Y esos momentos son los peores,
porque ni siquiera me dejo llevar.

¿Cuándo dejarás de dolerme?
¿Cuándo dejaré de tener pesadillas?
¿Cuándo tendré una relación normal
conmigo misma,
sin odiarme? Me parece imposible.
Y al final, simplemente me quedo quieta.
Otra vez quieta, esperando mi tempestad.
Otra vez quieta, esperando a que vuelva a flotar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario