Vistas de página en total

viernes, 29 de abril de 2016

Sólo una más.

Una lágrima recorre mi mejilla mientras aprieto mis uñas contra mi brazo. Me empieza a doler. No debería hacer esto pero ya no puedo más. He explotado.
Mil sentimientos invaden mi alma, mil motivos por los que llorar. Y no quiero llorar, no más. Odio llorar porque siempre me hago daño, me tiro largo rato llorando y luego me mata la cabeza... ¿Por qué soy tan débil? A pesar de todo lo que he vivido, de toda mi lucha, a pesar de toda la fuerza que he fingido tener... Una sonrisa desquiciada corta mi expresión. Mientras un yo más fuerte toma el control, clavo mis uñas con más fuerza y vuelvo a calmarlo. Soy yo quien tiene que superar esto, no puedes salvarme cada vez que me quiebro.
Me miro el brazo y un par de llagas sangran débilmente, suelto las uñas por fin. Mi corazón se ha sosegado un poco, pero las lágrimas siguen cayendo por mis mejillas a borbotones. Y me da igual quién me vea. Lo necesito, necesito llorar todo lo que me he tragado.
Pero ese jodido llanto no cesa, sale a raudales por todos mis poros. Esa impotencia, esa ira, esa angustia... Todos esos sentimientos que últimamente me tiñen de un color oscuro. Mucho más que el negro. Un color con el cual, Jueves de la Familia Monster, dejaría su vestido negro para siempre en el armario. Unos sentimientos que me queman por dentro y me hacen sentir un dolor indescriptible.
Y no tengo nada. No hay absolutamente nada que calme mi llanto ahora. Sólo estoy yo, sentada en el suelo, contra la pared, intentando calmar esta angustia. Intentando sosegarme. Clavo de nuevo mis uñas en el brazo. Ese dolor me calma un poco, no demasiado, pero al menos hace que no piense en lo que está pasando. Al menos por un momento vuelvo a la realidad y me despego del abismo en el que me he caído. He tocado fondo de nuevo. Nunca pensé que volvería a sentirme así. Nunca. Es demasiado para mí.

El resto no lo recuerdo. De pronto estaba entrando por la puerta de casa, y ya había dejado de llorar. Aunque el nudo de angustia ataba mi garganta como si pretendiera silenciarme, un nudo que buscaba que no me volviera a hacer daño así, pero que no serviría de mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario