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sábado, 9 de abril de 2016

Lazo Rojo

Mi mente se rompe en caos,
en miles de esquirlas doradas
que chocan contra la alambrada
en la que se ha convertido mi alma
que separa estos sentimientos de mi mente.

Me quedo ahí parada con los ojos
empapados en llanto encorsetado,
llanto, al fin y al cabo.
Me quedo callada y el mundo
pasa. No se detiene. No para.
Solo continúa y me quedo quieta.
Me quedo en silencio mientras
todo en mí explota.
Y ya no queda nada.
Solo silencio y una yo rota,
una yo sin respuestas castigada.
Una yo con una segunda parada.
Una persona que no se rinde,
pero que tiene miedo,
¿Quién no lo tiene?

Amanece de nuevo por detrás de mí,
las estrellas se ocultan y sale el sol,
yo me encamino sin rumbo y me decido
por seguir aquí, por seguir así.
Tal vez no sea mi mejor decisión,
tal vez vuelva a equivocarme.
Pero quiero equivocarme.
Quiero seguir adelante y quiero
salir de este estúpido agujero y
ser feliz. De una vez. Quiero
que todo lo vivido sea
una señal de mi sendero,
un camino para que otros puedan seguir,
para que otros puedan ser felices.
Ser un ejemplo para ellos,
ese ejemplo que yo busqué y no hallé.
Ese camino que yo marqué y
que nunca me atreví a seguir.

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