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jueves, 24 de febrero de 2022

Cuando el tacto duele

Mi piel no es mía, no me recubre las heridas.
No se siente como mía, se siente ajena
como un trozo de cuero inerte que me viste.

La siento extraña, porque no concibo que me duela.
No concibo que las caricias, esas que tanto anelas,
me duelan en mi piel, se sientan agresión al contacto.

Y esto no es algo nuevo, cada cierto tiempo ocurre,
algo satura mis sentidos y simplemente duele.
No importa que sea él quién me toca,
no importa que sea una caricia de una mano amiga.
La piel se queja ante el contacto sin motivo
y yo pregunto sin hallar una respuesta.
Porque no la hay, al menos no que yo sepa.

Pero la pregunta sigue estando ahí, ¿Qué me pasa?
¿Será otro nervio de mi cuerpo muriendo en agonía?
¿Será mi cerebro avisándome de la catástrofe que se avecina?
¿Será simplemente una sobreestimulación por mi funcionamiento disidente?
El silencio como respuesta. El miedo a caer.

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