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martes, 3 de abril de 2012

Un Destello en el Cielo Parte 1

Merella se aposentó en la gran hamaca de su terraza, la lluvia acababa de finalizar y desde allí se podía observar un precioso arco iris. Merella miraba aquella maravilla colorida mientras pensaba:
Rojo, Naranja, Amarillo, Verde, Azul, Añil y Violeta.
Cogió su mejor libro y comenzó a recitar en su cabeza poemas de Antonio Machado, mientras ese arco colorido se iba disipando poco a poco. Con cada frase magistral de Antonio Machado, ella trataba de no pensar en Jaul, aquella muchacha rubia que simplemente se había marchado, sin decir nada. Un adiós habría sido mucho más adecuado.  Pero había sido cobarde. Había cogido todas sus cosas y el corazón de Merella y si había largado. A Merella ya no le quedaba nada, su único motivo para seguir con su existencia, Jaul, se había ido meses atrás.  No le quedaba nada, entonces, ¿Por qué seguía con aquella farsa?
 - Porque su familia la necesitaba.-
Ella era la única de toda su familia que podía permitirse aquella fastuosa casona, así que todo lo que le sobraba iba destinado a sus hermanas. Que, desde la muerte de su madre, no tenía casi ni para comer. Ella les había propuesto varias veces que se fueran a vivir con ella pero Alma, la mayor, no lo permitiría jamás, ella era la tutora legal  de Angelice, la pequeña, que acababa de cumplir quince años, le quedaban otros tres para poder decidir como vivir. Pero se habían puesto de acuerdo para que Merella les proporcionaba una cantidad determinada de dinero para asegurar que ninguna de ellas pasara hambre, ni penumbras. Las cosas iban mejor desde que Merella acabara su carrera y había podido alcanzar una buena situación en su empresa sanitaria. Ahora era una cirujana reconocida y la vida les iba a mejor desde que esto fue posible. Además, Merella, era maravillosa en su trabajo, incluso antes de finalizar su carrera.
otra hermana a vivir con ella y dejara atrás la pobreza y la humillación de la casa que su madre, a duras penas, había conseguido pagar antes de fallecer. Nada le ataba a aquella casa, ni siquiera el recuerdo de su madre. Los recuerdos que esa casa emanaban era tristes y sombríos y era mucho mejor recordarla en otros lugares mucho más felices. Pero no se le ocurría nada, nada, nada. Su hermana era demasiado orgullosa...
La lluvia comenzó a caer suavemente y el libro de Machado se comenzó a mojar, primero suavemente y luego comenzó a empapar las letras maravillosas de aquella impresionante pieza. Merella no parecía darse cuenta del daño que la lluvia estaba causando en aquella pieza. Estaba demasiado embobada pensando en como conseguir que la orgullosa de su hermana se fuera con ella a su casa y se dejara de orgullo y viviera feliz.

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