Vistas de página en total

miércoles, 14 de junio de 2017

Luna.

Es gracioso, por una vez estoy en blanco.
Tú, piel de porcelana, has conseguido nublar mi mente con miles de hormonas que entrechocan con mis ideas, con miles de sentimientos confusos y tormentosos que no soy capaz de entrelazar en estas líneas. Que no soy capaz de expresar.
Llevo unos días queriendo escribirte esto, queriendo darte un pedacito de mis letras, un pedacito de mi alma, porque eso son mis textos para mi. Aquí estoy, borrando y escribiendo una y otra vez, sin saber cómo contarlo. Y no te voy a engañar, es la primera vez que me pasa esto. Joder, yo me expreso muy bien, siempre lo he hecho (aunque seguro que habrá muchos a los que no les guste que me lo diga a mí misma), pero me has dejado sin palabras. Has llegado a mi vida por sorpresa, como ha llegado siempre todo lo bueno, has llegado y la has puesto patas arriba. He descubierto cosas de mi, que no sabía, porque las han susurado tus labios. He aprendido que cada surco de mi piel, es mío, y eso sabemos ambas que lo hemos aprendido juntas, gracias a él. Hemos aprendido que cada curva es nuestra, que cada herida sangra, pero acaba curando. Hemos aprendido a vivir, a pesar de seguir improvisando.
Tengo miedo; como siempre que hago algo como esto, porque nunca sé si valdrá, si será suficiente, o si será demasiado. Pero es mío y lo dejo aquí, aunque no sirva de mucho, para que cuando me eches de menos, tengas un pedacito de mi alma en prosa esculpida en cada letra.