Vistas de página en total

lunes, 3 de noviembre de 2025

Impostora

Mi cabeza grita continuamente que nunca seré suficiente.
Al mismo tiempo que me hace tener miedo de ser demasiado.
Me despierto una y otra vez empapada en llanto,
queriendo saber por qué me duele tanto.
Y no entiendo por qué no puedo llenar este vacío
que me consume por dentro con todas las maravillas que escribo.
No comprendo por qué no es suficiente para mi cerebro maldito,
por qué sigue diciendo que soy una farsante que no hace nada bueno.
¿A quién se supone que estoy mintiendo? ¿Qué se supone que estoy fingiendo?

Consigo lo que me propongo porque no paro ni un puñetero momento
hasta que puedo decir, con la tranquilidad de haberlo logrado, que está hecho.
Pero entonces aparece ese pensamiento y esa sensación en el pecho,
esa vocecilla que me dice que no es lo suficientemente bueno,
que nadie va a querer leerlo, verlo, tenerlo.
Que soy un desastre inútil que nunca logra hacer nada correcto.

Y es curioso tener este pensamiento, porque las personas que importan 
jamás me han dicho que no valgo para nada o que lo hago todo mal.
Solo eran las palabras de un fantasma que ya no está.
Solo era la tortura de alguien que lo único que quería es quedar
por encima del poder que una niña era capaz de emanar.
Qué triste iluso creer que iba a conseguirme opacar.

Nada ni nadie va a conseguir jamás borrar de mi alma
la pasión con la que grito mi dolor, mi alegría, mi amor y mi rabia.
Soy todo lo que he conseguido y todo lo que he crecido sin calma.
Tengo claro que no voy a dejar que nadie acalle esto;
el torbellino de letras que tengo en mi pensamiento.
El alma desgarrada que brota sin pausa para gritar
por la libertad y la paz que me ha sido arrebatada.

Aquí escribo que no me voy a quedar callada.
Soy la marejada violenta que te arrastra en la madrugada 
para sacar de ti y de todas esas ganas por lograr un mañana.
Estoy orgullosa de todo lo que he logrado aún cuando nadie esperaba nada.
Estoy orgullosa de romper con todas las creencias infundadas sobre lo que iba a poder.
Porque soy magia y sé que puedo ser más de lo que creen.

No me importa quién quiera hacerme temer,
porque voy a seguir peleando y logrando todo de mi ser.
Lucho junto a una manada inmensa de lobas, zebras, hienas y cabras que nunca
han sabido lo que es la calma, que no han tenido lugar
en el que ser amadas sin miedo a tener que luchar.

Latido.

Bumbum, bumbum, bumbum
lo oigo en mis oídos, en mi cabeza,
en mis ojos hinchados y doloridos.
Bumbum, bumbum, bumbum
lo siento golpeando mi caja hueca,
mi garganta, ahogándome en sonidos;
muerta y viva al mismo compás.
Seca y mojada en el sudor desde atrás.
Dura y blanda, como esa mordaz
cadena que sujeta las muñecas
y pretende aprisionar
todo lo que este latido alguna vez será.

Bumbum, bumbum, bumbum
me repito tratando de atar
mi cabeza una vez más
a esta puta mierda de realidad.
Bumbum, bumbum, bumbum
No puedo dejar de oírlo, de sentirlo,
de medirlo en mi cabeza una vez más.
Pretendiendo que es todo lo que importa,
todo lo que está bien y todo lo que
debo simplemente obedecer.
Esos ritmos animales de mi vida,
esa decadencia perdida de las antiguas
vidas que se escapan de mi lengua
maldita. De mi vida maldita.

Bumbum, bumbum, bumbum
sigue ahí. Latiendo para mí.
Para nadie más que para mí.
Para nadie más que para esta loca,
intensa y desquiciada.
Bumbum, bumbum, bumbum
como una cadencia musical acompasada
con los ritmos primitivos de las almas,
con las manchas de sangre que me marcan,
con el liquido caliente, pegajoso y húmedo cayendo
de lo que algún día fue miedo.
Esa fuente de vida limpiando esto
que nunca podré ponerle contexto.
Porque nombrarlo en voz alta rompe
con mi disfraz de compostura torpe.

Bumbum, bumbum, bumbum

miércoles, 30 de julio de 2025

Discapacidad

Me duele todo el cuerpo,
hace días que a penas duermo.
Llevo meses sumida en ciclos de tormento
desencadenados por mí propio cerebro.
Estoy pasando por esto de nuevo,
un nuevo luto disca se abre ante nuestro
pequeño y gran universo.

Y tengo miedo de no volver a ser la que fui,
a la vez que sé que esa que busco hace mil
que dejó de estar buscándose aquí.
Ahora cabalgo sobre mi TARDIS negra sutil.
Tan sutil como un vestido rojo de lentejuelas en un funeral.
Tan sutil como todo aquello que quisisteis silenciar
y que siempre seré y siempre fui.

Tengo miedo de los cambios que experimenta mi cuerpo,
mientras busco las formas de mantenerme de nuevo.
Mientras busco la manera misteriosa de evitar este declive
hacía lo que se percibe como mis propios infiernos.

No quiero seguir pensando que este cuerpo no es bueno,
porque es lo que me permite estar aquí luchando sin miedo.
Pero al mismo tiempo es lo que me da miedo, eso que dije que no sentí.
Este cuerpo no es una cárcel, aunque la dismorfia y la disforia quieran
convencerme de que sí.

Mi cuerpo es la envoltura de todo lo que soy y de todo lo que aprendí.
De todo lo que lucho cada día por ser y por sentir.
Mi cuerpo no es perfecto. Nunca he querido que lo sea.
Solo quiero que deje de ser todo eso contra lo que pelea
mi cabeza traumatizada de tantas veces que me han dicho que tengo que cambiar.

Porque según todo este sistema de mierda, nunca seré
suficiente, buena, válida, hermosa, bonita, útil o si quiera servicial.
Y la parte de mi cabeza que ya lo sabe, me grita que no queremos ser esa.
Que somos muchísimo más.
Somos la diosa tullida, loca, hermafrodita, biciosa y promiscua
que siempre quieren quemar en la hoguera de San Juan.

Y aquí estoy, 28 orgullos discas más.
Y aquí estoy, mostrando cómo se ve mi verdad.
Como suena mi voz cuando trato de ser yo sin permitir que me destruya
aquello que jamás debió existir, ese odio primigenio que no me vencerá.

Orgullosa de mis cicatrices, porque marcan el mapa
de todas las batallas que ya he vencido y me guía a las que quedan por librar.
Orgullosa de mis herramientas de accesibilidad, que me permiten vivir sin dolor.
Orgullosa de mi cuerpo, aunque me dé aún asco alguna parte de mí.
Orgullosa de quién soy y de lo que una vez fui.
Orgullosa de todas las victorias que ya conseguí.

Y esperando rabiosa por el siguiente desafío que me lance
la vida para hacerle frente de la mano de esta manada
de Zebras heridas y cansadas que no me van a dejar caer.
Que lucharán siempre de mi mano, dentro de sus posibilidades,
hasta que este sistema sea quemado hasta los cimientos
y podamos simplemente vivir.

jueves, 3 de julio de 2025

Suficiente

No importa lo mucho que siga adelante, lo que luche contra todos estos desplantes,
no importa quién soy, quién fui, dónde estoy y cómo cojones he llegado hasta aquí.
Lo único que importa es la imagen que tienen de ti, el papel que interpretas en sociedad mientras te pisan.
"Eres demasiado sensible", "Te quejas demasiado", "Búscate problemas de verdad". Y aquí estoy,
una noche más con los ojos rojos de los ataques de ansiedad que ya han pasado
pero que mañana volverán a despertarme de las pesadillas que me atormenten cuando logre
dormir, si es que lo logro. Si es que hoy llega la calma a mi cerebro cansado y saturado.
Si es que consigo apagarme aunque sea solo un rato, aunque el deseo no sea solo un rato.
Quiero anestesiarme hasta que este dolor pare, hasta que todos los dolores desaparezcan.
Y no puedo porque hacerlo significa rendirme, significa dejar de cuidarme, significa olvidar todo lo que he luchado
para estar aquí. Para seguir al pie del cañón traicionando cada puñetera imposición que quieren que trague
mientras miro con la cara manchada de sangre al enemigo de clase, a aquelles que creen que podrán domarme.
Ja, nadie ha logrado jamás parar lo que soy, y lo han intentado demasiadas veces.
Nadie ha podido destruir lo que he construido con mis propias manos.
Y doy gracias a todas las personas que han hecho posible esa construcción,
sin olvidarme de que sin mí, no hubiera sido posible.
Que lo que tengo me lo he ganado a pulso, nadie me ha regalado nada.
Que no puedes pretender que la gorgona que tuvo que esconderse para salvar su vida,
ahora se detenga porque creas que ha perdido esta ridícula partida.
Soy mucho más que lo que siento ahora mismo. Soy más de lo que me digo ahora mismo.
Y cuando todo vuelva a su lugar, cuando el karma haga su trabajo correspondiente, simplemente yo regresaré a donde pertenezco.

martes, 10 de junio de 2025

Amigas

Puede que Manolo siempre trate de hacer que me esconda de todo,
qué caiga una y otra vez rodando por el polvo.
Pero no puede hacerme desaparecer, no puede consumirme cuando
estáis aquí para decirme todo lo que necesito estar escuchando.

Cuando dejáis a un lado absolutamente todo para calmar esto,
lo que mi cabeza me grita que está pasando a mi lado.

"No es real"
Grito desgarrándome en el silencio de mi mente mientras toman el control
todos esos agentes externos que moldearon este terror.

Y estoy aprendiendo a ser mejor para todo el mundo. Primero para él,
que merece que sea el apoyo que siempre quiero ser.

Después para ella, que da luz solo con todo ese cariño que me demuestra.
Y por último para todas estas amigas que estáis sosteniendo mis tripas.
No tendríais por qué hacerlo, nadie os obliga, ni siquiera os juzgaría.

Pero aquí estáis, junto a mí en medio de mi caos, escuchando como me ahogo
con mi propio llanto y acunando mi dolor sin permitirme hundirme del todo.
Dejándome dolerme, por supuesto, pero no permitiendo que él gane.

Os debo la vida, mil vidas en realidad.
Os debo la paz que algún día consiga.
Os debo todo el amor que me cabe en el pecho.
Os debo salir de la mierda y reconstruir todo esto.
Sigo trabajando cada día en mí para serlo.
Sin olvidarme jamás de ser para vosotras, devolveros al menos la mitad de vuestro afecto.

lunes, 9 de junio de 2025

Rabia

Siento el fuego en mi garganta, queriendo quemar todo hasta los cimientos,
cubriendo todo de polvo, muerte y cenizas mientras me encuentro
mirando el paisaje hecho nada, admirando mi propio caos.

Admirando mi rabia tantas veces controlada por no saber
seguir adelante si me ven consumir todo a mi paso.
Muy poca gente me ha visto realmente enfadada, pocas personas han presenciado
esta tempestad que veo aproximarse por el horizonte sin pausa y sin calma.

No suelo dejar que la rabia me consuma, no me gusta no tener el control.
Pero ha llegado un punto en el que ya me he cansado de seguir este rol
de doña perfecta que todo el mundo dice que quiere para luego no.
Para luego dejarme sola en medio del fuego sin entender que a mí también me quema.

No puedo seguir controlando todo a mi paso, todo se desmorona entre mis manos
mientras trato de detenerlo sin ningún éxito.
Van a colapsar dos universos y me quedaré en el vacío que quede entre ellos.

Sola, una vez más, sabiendo que no me he traicionado.
Sabiendo que por una vez, aunque sea desde la rabia, he elegido
qué merezco cuidados. Mis propios cuidados.

sábado, 26 de abril de 2025

Autoestima

El espejo me devuelve la imagen de lo que soy,
pero distorsiona cada detalle para que no me reconozca,
para que no pueda ver todo lo que me creó,
para que me centre solo en lo que creé que hay que retocar.

Y yo caigo. Como una idiota, olvidándome otra vez
de todo lo que he construido con mis manos, mi sudor y mis lágrimas.
Con todo lo que tengo y todo lo que he aprendido a ser para hacerme más 
fuerte, valiente, resistente, inflamable.

Soy fuego ardiente que brota cada día de mi garganta,
defendiendo todo aquello que creo fervientemente que hace falta.
Soy la tempestad que me destruye y que, a veces, me sana.
Soy el miedo, el rencor, el odio a este cuerpo, pero también todo este amor.
Y puede que no sea capaz aún de entenderme guapa.

Pero estoy luchando por verme mucho más que eso,
por seguir siendo esa persona que haría sentir orgullosa a la que escribía poesías,
sin entender de métrica, de palabras complejas o de bulerías.
Esa niña pequeña que un día fui, queriendo ser más de lo que era.
Luchando por ser todo aquello por lo que me definirían ahora.

Y a veces no sirve con todo esto, lo sé.
A veces es demasiado el asco de estar en mi piel.
Pero sé que soy más que lo que se escribe sobre el papel,
soy muchísimo más que una talla, una forma o este cordel.
No soy la muñequita que esperaran que fuera,
siempre he sido más bien una perra.

Mi autoestima últimamente no está en su mejor momento,
y eso me está destrozando cada día por dentro.
Pero a veces una conversación ayuda a verse un poco menos 
todos los horrores de este mundo que me grita que soy mi cerebro.

Estoy hecha trizas, girones, parches, tormentas y cicatrices.
Estoy hecha del fuego de mis ancestras que me enseñaron a moldearme.
Y a veces me debilito cuando me veo en el espejo y no me gusta mirarme.
Pero siempre sé que estoy haciendo mi mejor versión de este viaje.
Que también es la primera vez que vivo y que va a ser la última.
Merezco cuidarme, amarme, honrarme, disfrutarme.

sábado, 29 de marzo de 2025

Larguísimo invierno

Es raro no saber qué escribir,
tener las manos manchadas de tinta,
pero no tener la valentía de poder decir
todo aquello que se me atragantaría.
Nunca había tenido esta sensación
de no tener claro si es todo,
nada, amistad o ese gran amor.
Siempre tenía sospechas que mi cabeza 
se empañaba en esconder de mi vista
porque eran demasiado buenas.
Ahora solo es aquello con lo que siempre soñaría.

Al mismo tiempo no quiero evitar tu proceso,
no quiero llegar y desbaratar todos tus planes de sosiego.
Mereces todos los cuidados que quiero darte,
pero no quiero imponerte aquello que necesito decirte.
Me siento chiquitita cuando no sé qué hacer con lo que quiero.
Estoy muy acostumbrada a luchar con todo lo que tengo
para conseguir cada una de las piezas con las que construyo
todo este hermoso e inmenso tablero.

Siempre he sido una mujer de armas tomar,
aunque procure no tomarlas si no es absolutamente necesario.
Y ahora parezco indefensa delante de esta tempestad.
Esperando a saber si el viento viene para sofocar mi fuego,
o si las llamas ardientes que veo, vienen aquí para hacerme quemar.

Soy la bruja que siempre quise ser, eso no cabe duda.
Pero esta bruja no es capaz de adivinar jamás su propio futuro,
siempre me pongo en todos los extremos.
O soy indulgente con quién quiere que me devoren los cuervos,
o soy demasiado dura con quién me quiere y me cuida.
No tengo término medio para evitar que el miedo me consuma.

Necesito dejar de tenerle miedo al miedo.
Necesito dejar que la rana me dé fortuna.
Necesito que los eclipses pasen para dejar en paz a mí luna.
Necesito que el sol brille por encima de toda está bruma.

lunes, 24 de marzo de 2025

La Sombra de mi dolor.

¿Cómo puedo describir el dolor? ¿Cómo hablar de algo que tantas veces me ha quitado el sueño y las ganas de seguir peleando? No sé cómo voy a pensar en esto sin romperme. Es difícil abrir las llagas de mi piel y destriparme en silencio sobre un tema que me atormenta cada día. Mi cuerpo doliente sobrevive a base de drogas y de cuidados de aquellas personas que entienden lo que me pasa. Sobrevivo a costa siempre de mi mente que me
grita que tengo que seguir los ritmos asesinos del capital o matarme sin saber si lo dice porque simplemente no soy suficiente o porque el dolor es insoportable. Y estoy aquí otra madrugada, delante del ordenador con el dolor en la punta de la lengua y las cicatrices palpitando. Con la certeza de otra noche en vela por no poder hacer callar los nervios que gritan todos los colores del dolor. Aquí estoy delante de la nada, escupiendo de nuevo todo.
Descargando la rabia en esto, intentando entender también lo que significa. Lo que significo. Puede que el dolor no sea algo que esté en tu vida habitualmente, o quizá sí. Es más fácil interesarse sobre el dolor cuando lo vives. Pero lo que está claro es que por muchas similitudes que tengamos, habrá muchas otras cosas que vivirás tú y que yo no comprenda. Y viceversa. Ese es el problema del dolor y buscar tratamiento, cada caso es único. Cada momento es único y cada vida es única. Y no puedo contar ningún secreto para seguir adelante, porque a mí también me cuesta seguir cuando duele. Solo me queda agarrarme a aquellas cosas que me mantienen esperanzada de poder vivir libremente con mi dolor, mis limitaciones y mis demonios. Agárrate a aquellas personas que te hagan la vida más fácil, y huye de todo aquello que te genere más sufrimiento. Es absurdo agarrarse a un clavo ardiendo: te va a hacer daño y no va a darte un motivo para seguir viviendo aunque lo parezca. Da miedo, lo sé, pero cualquier clavo ardiendo no es suficiente para ayudarnos, necesitamos personas que sean el agua caliente que alivie el dolor de espalda.
Necesitamos personas que sean capaces de apartar todo a un lado para que puedas tumbarte en su cama cuando te da un ataque o un brote de dolor. Necesitamos gente dispuesta a cuidarnos sin pedir nada a cambio y sin juzgar lo que necesitamos. Y eso no lo
vas a encontrar en cualquier sitio, lo vas a tener que buscar entre cientos de miles de rostros falsos que te van a hacer daño. Y da miedo enfrentarte al dolor sola, el dolor es muy solitario. Encontrar a personas que entiendan por lo que pasamos, es complicado porque la institución de la monogamia nos ha enseñado que nuestro valor se encuentra en nuestra productividad. Y las tullidas, doloridas, locas y neurodivergentes no somos productivas. No queremos serlo.
Me han pedido que hable del dolor y voy a hablar de lo que es el amor en torno al dolor. Porque veo cada día muches compas spoonies que están completamente soles. Que les
han abandonado porque su dolor era demasiado apabullante para quién no quiere entendernos. No puedo dejar de pensar en que el dolor forma parte de nosotres, que es parte de este cuerpo y de esta mente que soy. Y si no aceptas mi dolor no puedo sostener una vida que no es suficientemente amable con mis sufrires. Cuando hablamos de amor
libre, siempre lo hacemos desde una perspectiva extremadamente normativa (en torno a la capacidad). Eso implica colocar mis necesidades, que evidentemente son distintas a las del
resto del mundo, como necesidades "tóxicas". Solo porque el dolor es siempre un ingrediente de esas necesidades. Un ingrediente de lo que voy a pedirte y de lo que debes considerar a la hora de ser conmigo. Y también acaba provocando que se patologice y criminalice a las personas que vivimos con dolor como personas que no merecemos ser amadas. Como personas que te van a consumir dentro de su dolor.
Y sí, vivir junto a quién es en gran medida dolor, es muy duro. A veces somos una bola de fuego que no permite a nadie acercarse. Y lo peor es que en esos momentos es cuando
más necesitamos que alguien se acerque a sofocar ese fuego. Y a menudo esa persona sale magullada y huye. Pero cuando la tempestad termina, aunque sea de forma momentánea, somos un oasis del que todo el mundo bebe y puede apoyarse. Porque el
dolor, muchas veces, hace que seamos personas que quieren ayudar y cuidar a quiénes aman. Y puede que a menudo no seamos "suficiente" para muches. O al menos esa es la sensación que nos dejan en el alma. Pero cuando encontramos a las personas que nos
entienden, a menudo otras personas que son dolor, descubrimos que efectivamente merecemos ser amadas. Y que no éramos nosotras el problema, ni nuestro dolor. El problema siempre es el capitalismo que enseña que el amor debe estar sujeto a una normatividad no dolorida que no podemos ni queremos ser. Y aprendemos de eso, actuamos en valor a eso, y hacemos daño en el proceso. Debemos pelear contra esas
enseñanzas del amor romántico y la institución de la monogamia, que nos hacen hacer daño a quiénes nos acompañan. Y también buscar a aquellas personas dispuestas a
aprender a cuidarnos en estos términos mucho más amables con nuestras vivencias.
Tenemos suficiente con aguantar muchas veces estos sufrires en nuestro día a día como para que encima tengamos que luchar contra aquellas personas que no nos quieren
entender ni acompañar de verdad. Que solo pretenden tutelar nuestro dolor y decirnos cómo es mejor que lo gestionemos. Nadie sabe mejor que nosotres lo que necesitamos.
Aunque eso pueda variar en valor al momento en el que nos encontremos y el dolor que sintamos. Seguimos conociéndonos mejor que nadie. Y esta bien que nos intentéis ayudar o
aconsejar, pero siempre después de que os lo hayamos pedido. Y siempre desde los cuidados mutuos, desde la sororidad, no desde la superioridad moral de creer que sabéis mejor.
Amar y ser amada pasa por aceptar a menudo que no nos cuiden todo lo que necesitamos por miedo a que sea demasiado. Pero la realidad es que lo que es demasiado es que tengamos que aguantar el capacitismo en nuestros hogares y lugares seguros. Merecemos
cuidados y merecemos amor. Independientemente siempre de todo lo que nos abruma y nos agota dentro de nuestros dolores. Estoy cansada de que mi dolor sea demasiado, pero también tengo la suerte de tener cerca a gente para la que nunca seré demasiado. Gente que me merezco, porque el sentimiento absurdo de que no nos merecemos a quién nos cuida, es también capacitista. Me merezco a las personas maravillosas que tengo a mi
alrededor y que sostienen mi vida entre sus brazos con sus cuidados en las formas que sean posibles por su parte. Y esto es extensible a cualquier persona que vive con dolor. Busquemos siempre gente que nos dé lo que necesitamos, pero sin pretender que lo adivinen. Pedir ayuda no es malo. Todo el mundo necesita ayuda, es hora de que empecemos a pedirla sin miedo y apartemos la concepción individualizada de lo que deben ser las relaciones. Todo esto desde la perspectiva de las redes de cuidados que nos cuiden también de las personas que pretendan aprovechar nuestra vulnerabilidad para hacernos
daño. Siempre vamos a depender de la gente que nos rodea, pero hagamos que nadie sea imprescindible para que la violencia capacitista no se disfrace de cuidados.
No tengas miedo de tu dolor, te protege de aquellas personas para las que los problemas iban a ser siempre demasiado. Y aún mejor, te acerca a aquellas personas que da igual las
dificultades que atravieses, van a estar a tu lado para gestionar todo lo que pase. Permíteteser en libertad con aquellas personas que te acompañen y cuiden, no temas la soledad porque ésta te acerca a las personas que se van a quedar de verdad. Aunque parezca que nunca llegan, llegarán. La vida es demasiado dolorosa para vivirla con aquellas personas que no nos cuidan.

viernes, 7 de febrero de 2025

Mi paz

Nada vale más que mi paz.
Ni siquiera las ganas que tengo de ser algo más.
He aprendido a proteger mi ser
de todo aquello que nunca debí tener que temer.
Echo de menos la valentía que solía abanderar
cuando a penas empezaba a ser una más.
Ahora soy llamas consumidas y cenizas,
que nadie va a lograr apagar ni con agua bendita.
Soy todo lo que he tenido que aprender a ser
para que todo lo que soy se pueda sostener.
No me da miedo ser frágil, ni tampoco mostrarme.
El miedo no es la palabra adecuada para describir lo que ha llegado a pasarme.
No siento miedo, solo estoy cansada de luchar por lo que quiero.
Solo creo que he decidido que no quiero sentirme así de nuevo.

Afortunadamente sé que esta sensación se me acabará yendo,
que no se va a quedar para siempre aquí en mi cerebro.
La cuestión es si seguiré siendo aquello que todes siempre quisieron 
después de que pase este larguísimo invierno.

jueves, 16 de enero de 2025

Feliz cumpleaños

Hoy son ya 28 años en este mundo, llegué aquí gritando y sigo
haciéndolo, no permitiré que la violencia haga que mi discurso se quede mudo.

Este año es ligeramente agridulce, siento el peso de la máscara
que hoy, aquí, tristemente me conduce,
porque tengo miedo de salir de mi cascarón
de nuevo y enfrentarme a la realidad
que tantas veces se me negó.

A esta verdad fingida y altiva
que no consigo descifrar.
Pero a veces, durante a penas unos momentos,
consigo ver un poco de luz de mi luna
mientras espero que llegue ese sol que se me prometió.

Ese sol con el que sueño a veces y que me hace vibrar.
Esos ojos que hagan juego con sus ojos y me hagan soñar.
Porque nunca me voy a rendir de vivir mi vida
tal y como siempre he querido vivirla.

No como marcan las profecías autocumplidas.
Porque soy más fuerte de lo que nadie se puede si quiera llegar a imaginar.
No voy a dejar pasar el teneros a mi lado, ninguna oportunidad.

Hoy es mi cumpleaños y me dedico palabras de ánimo,
para esta cabeza rota en mil millones de pedazos
que quiere volver a sonreír de nuevo y besar otros labios.
Con la misma ilusión que la primera vez que los míos besaron.

Intentaron arrebatarme mi fuerza, pero no saben que soy
una serpiente que muda la piel y sigue perfecta.
Un reptil que no va a parar hasta tener absolutamente todo
lo que desea de su vida de felicidad repleta.

viernes, 15 de noviembre de 2024

Mi mejor vida.

Ha pasado el tiempo y se supone que ya no se debería sentir así.
Se supone que esa felicidad inmensa al verte, debería no existir.
Que ya no soy una adolescente con su primera pareja, eso lo fui.
Ahora soy una mujer con su primera pareja desde hace una vida feliz.

Y no puedo evitar querer pasar todo el tiempo que pueda contigo,
pasear por todos lados de tu mano y contarte cosas sin sentido.
Porque estar aquí es estar en casa, es estar a salvo, es el paraíso.
No temo ser yo, porque todo lo que soy contigo es valioso.
Tus ojos, tu forma de mirarme, hacen mi cuerpo un poquito menos odioso.

Me miras y sé que me amas, simplemente porque no sabes mentir.
Cuando intentas engañarme, arrugas siempre la nariz,
siempre de la misma forma, y a mí solo me sale sonreír.
Jamás has mentido para hacerme daño, siempre lo has hecho para hacerme feliz.
Pasan los días y yo sé que quiero seguir contigo aquí.

Eres la certeza absoluta que sé que va a estar siempre. Pase lo que pase.
Y eso me permite ser sin miedo a que todo me derrame
y a la vez saber que puedo derramar me fuera de mi embalaje
porque puedo ser débil delante de ti, puedo ser intensa, tú jamás vas a dejarme.

Y esa tranquilidad absoluta es la que busco en el resto y a menudo no encuentro.
Pero sé que tú vas a seguir animándome a buscarla en otros cuerpos.
Porque te encanta verme enamorada, verme por otra sonriendo.
Te encanta verme ilusionada con algo que voy construyendo.
Y a mí me encanta construirlo con más personas certeza y contigo dentro.

Tú eres la persona con la que sé que pasaré el resto de mi vida.
No sé si habrá otras personas, otras sonrisas, si tendremos compañía.
Pero independientemente de eso, yo sé que esta será mi mejor vida.

jueves, 7 de noviembre de 2024

No vuelvas.

Solo quería que fueras exactamente lo que tú decías.
Solo buscaba a alguien a quién leer poesías,
dedicarle mis historias y sonreír cuando te rías.

Pero como todo, siempre llega un momento en el que se rompe.
Dónde me rompiste y le rompiste en mil trocitos que no recogiste.
Ese instante que para siempre selló lo que un día quisiste.

Y cuando quieras volver, recuerda que fuiste tú quién se fue de nuestro hogar.
Quién rompió todo lo que habíamos construido y decidió que no amar.
Quién nos dañó y nos hizo trizas el corazón para luego decir que fuimos el mal.

Y cuando extrañes lo que fuimos, recuerda que me dijiste que se acabó nuestro tiempo.
Que no quedaba ningún capítulo especial, DLC ni tiempo de descuento.
Todo lo que yo hice ya no era lo que querías, ya no era todo un cuento.

Y cuando pienses en todo lo que perdiste, no vuelvas.
No quiero que te lo pienses y regreses con tus mentiras.
No quiero que me ilusiones y me compres mil excusas.

Te di una segunda oportunidad, después de que me hiciste trizas.
Y decidiste volver a quemar todo lo que soy y todo lo que te quería.
Ya no queda ninguna promesa que cumplir porque las rompías.
Ya no queda ni un ápice del amor que te tenía.

sábado, 3 de agosto de 2024

Microcosmos

Me despierto en casa y todo está en silencio, me encaminó hacia el salón buscándoles. Allí están, en el diván junto a la ventana, abrazades. Con la luz de la mañana bañando sus rostros medio dormidos e iluminando su abrazo.
Me acerco con cuidado y pregunto al aire si están despiertes, no demasiado alto. Se sobresaltan un poco y me responden que sí, que se habían quedado allí simplemente dándose mimos. Quiero acompañarles, pero la realidad es que no entra un alma más en ese diván. Para mi desgracia.
Pero como si de leerme la mente se tratase, se levantan y me acompañan a la cama. Y allí nos recostamos, abrazándonos en nuestra plenitud sosegada. Dejando que pasen las horas del domingo sin que importe nada. Solo dándonos los afectos que necesitamos y bebiendo del amor que nos profesamos. Dejando que todo ocurra como tiene que ocurrir, sin planificar nada, solo dejándonos llevar por nuestros instintos. Fundiendo nuestros cuerpos en el cariño que nos tenemos.

martes, 30 de julio de 2024

Leona

La miro desde mi sillón, ensimismada. Viste un vestido blanco y corto, que se le ciñe al cuerpo maravillosamente. No lleva nada debajo, eso lo sé. Me quedo embobada mirando sus senos marcarse el la tela y sus pezones ponerse duros en contacto con el vestido. De pronto sigo bajando la vista, como una leona que observa impasible a su presa. Simplemente esperando a que se muestre ante mí. Ella sonríe, con esa sonrisa pícara que sé lo que significa. En ese momento logro volver a la conversación, agito mi cabeza y le miro la cara.
-Vaya, por fin has vuelto en sí. Pensaba que ya te había perdido...- Dice con tono de sorna.
+La verdad es que sí, me había perdido por completo en lo jodidamente bien que te queda ese vestido. Parece hecho específicamente para ti.- Le digo y se acerca a mí, acortando la escasa distancia que había entre nosotras. Coloca mi pierna derecha entre sus piernas y me abraza. Quedando mi cabeza entre sus pechos perfectos. Se hace tan tentador morderlos... Pero me contengo. Me paro a disfrutar de ese contacto tan sumamente inocente de la diosa que tengo ante mí. Rodeo sus caderas con mis brazos y me quedo ahí, mientras me acaricia el pelo, en lo que parece un paraíso.
De pronto, agarra mi rostro y me besa. Me besa con la fiereza de una manada de leonas devorándome desde el interior de mi vientre. Y me suelta de su beso, quedando ambas mirándonos a los ojos. Nos encanta quedarnos embobadas mirándonos a los ojos. Sonrío y ella sonríe conmigo. En ese momento, sin apartar la mirada, levanto mi mano izquierda y le acaricio la mejilla. Se ha inclinado hacia delante para que quedemos a la misma altura. Sabe que yo no puedo levantar mucho el cuello. La acaricio suavemente y veo como se acurruca contra el contacto de mi mano en su mejilla. Cómo si de un gatito se tratase. Me deleito en ese momento, en recorrer su rostro con caricias y, sin pensarlo, la beso. Vuelvo a fundir mis labios con los suyos, entrelazando nuestras lenguas en su boca y en la mía. Encendiendo el fuego que llegará a devorarnos vivas esta noche. Ella se apoya más en mi pierna, esa que tiene entre las suyas, y noto su sexo caliente y húmedo contra mi pierna desnuda. Mi pijama de verano a penas me cubre nada. Comienza a restregarse contra mi pierna y me prende aún más. Acaricio su cuello y desciendo con mis labios siguiendo mi mano. Muerdo con suavidad y escucho cómo suelta un pequeño gemido contra mi oído. En ese momento, entre jadeos de ambas, noto como se contrae sobre mí y en un susurro le digo "¿Seguimos en la cama?" No me responde. Simplemente se levanta, se gira contoneándose y me arrastra de la mano que no sé en qué momento me ha agarrado. Me lleva a la cama y aparta todo lo que pueda molestarnos. Yo la observo, de nuevo, anonadada. No puedo hacer mucho más, estoy absolutamente maravillada por la criatura salvaje y hermosa que tengo delante. La veo desnudarse, es fácil, solo llevaba ese vestido. Y se queda mirándome desnuda ante mi.
-¿No vas a desnudarte? Yo también quiero verte entera. Yo también quiero disfrutarte.- Me dice tan cerca de la boca que se me escapa un pequeño gemido. Me apresuro a quitarme la ropa mientras veo cómo me observa desde la cama, disfrutando del espectáculo. Sonríe de esa manera tan seductora y, cuando estoy completamente desnuda, me tumbo sobre ella y vuelvo a besarla. Bajo mi mano derecha por su cuerpo, acariciándolo suavemente y llego a su vulva. Comienzo a acariciarla mientras sigo besando sus labios, su cuello, su rostro. A ella. Voy subiendo la intensidad según escucho sus gemidos en mi boca, voy a hacer que vuelva a mojarse entera. Sigo acariciando su clítoris con suavidad pero firmeza. Sin hacerle daño pero disfrutando del contacto de su piel. Y en un momento dado pone esa cara de placer que me vuelve loca y se corre sobre mis dedos.
Dejo de masturbarle cuando me he asegurado que ha acabado, acerco mis dedos a mi boca y la saboreo. Me encanta cómo sabe. Mientras me deleito con su sabor, ella me empuja sobre las cama y quedo boca arriba, mirándole a los ojos. Ella extiende la mano hacia el cajón de la mesita y saca un dildo con su arnés correspondiente y, sin dejar de mirarme, se lo coloca. Me vuelve loca pensar en lo que va a pasar a continuación. Se acerca aún más a mí, con el dildo acercándose despacio a mí vagina. Enciende la vibración del juguete y lo frota sobre mi clítoris mientras sonríe. No puedo evitar morderme los labios, es tan... Jodidamente sexy. Hace que me corra solo con la vibración, frotando el juguete suavemente, y cuando sabe que me he corrido, introduce el juguete en mi interior. Suelto un gemido más fuerte que los anteriores. Ella empieza a empujar dentro de mí sin parar mientras me observa. Sonríe con esa cara de dominancia de saberse dueña y señora de todo mi cuerpo. Soy suya.
De pronto agarra una de mis tetas y comienza a apretarla con fiereza, acercándose a mi boca a la vez. Sin dejar de penetrarme. Sin parar de darme todos los placeres a la vez. Dudo mucho aguantar más. Me besa los labios con ternura y fiereza. Y yo me quedo mirándole a los ojos mientras me corro. Dejo escapar todos los gemidos que me salen, por muy altos que sean, quiero disfrutarla sin prisa. Sin que nada ni nadie más importe. Solo nosotras en esta habitación.
Me contraigo y dejo salir todo mi fluido mientras disfruto del orgasmo. Nos miramos con ternura y ella, simplemente, me besa.
-Te adoro.- Susurra contra mis labios.
+Yo también te adoro, mi diosa- Le respondo mientras devoro sus labios.
En ese momento, la miro jadeante ante mí, con todo el amor que me cabe en el pecho. Y la acaricio.
+¿Puedo comerte el coño?- Le susurro, deseo saborearla en mi boca hasta sentir que se derrite. Ella sonríe.
-Claro que puedes, mi vida.- Se tumba sobre la cama y se quita el arnés. Está realmente mojada.
+¿Te has corrido otra vez?-
-Sí, mientras te prenetaba la vibración ayudó, jajaja.- Nos reímos en la cama mientras me acerco a su vulva. La exploro primero con los labios, despacio, repartiendo besos por todos lados. Saboreando su interior con ternura. Entonces sacó mi lengua y comienzo a acariciar cada pliegue de su vulva, introduzco mi lengua en su vagina y luego subo con suavidad en zigzag hasta su clítoris. Comienzo a lamerlo con intensidad, dejándome la lengua en hacerla disfrutar. Noto como poco a poco se va encendiendo más, porque comienza a mover las caderas. Comienza a utilizar toda mi boca y mi nariz para darse placer y me empapa absolutamente toda la cara. Adoro cuando hace eso. Disfruto de su calor, con delicadeza pero con intensidad, noto como se va mojando y la miro desde su vulva, sin dejar de lamerle. La veo erguirse mientras pone los ojos en blanco y sé que está cerca. Sé que no le queda resistencia para aguantar las ganas de correrse. Y entonces me coge con fuerza la cabeza y la usa para darse placer mientras se corre por toda mi cara. Qué espectáculo más maravilloso acabo de presenciar.
Terminamos en la cama, abrazándonos y dándonos besos hasta el amanecer. Sin dejar de provocarnos y darnos placer la una a la otra. Disfrutando juntas de nuestros cuerpos.

lunes, 1 de abril de 2024

Tres veces afortunada

Es imposible refrenar las ganas que tengo de estar aquí, de sentirme en casa, de ser hogar juntes. De que el Sol entre por mi ventana a despertarme con esa luz y la Luna me arrope por las noches sin piedad. Que esta sonrisa que dibujan mis labios, no se borre jamás. Y quedarme anonadada mirando como se besan y sintiendo esa plenitud en el pecho que tanto necesitaba.
No puedo describir con palabras lo que es sentirse comprendida y acompañada en todo momento. No ser juzgada por mis traumas y que me quieran a pesar de lo que encierran los mismos. Que me protejan de mi misma y de mis demonios. Y por supuesto trabajar para hacer yo lo mismo.
Porque llevo un año en esta relación de 3 en la que todo se hace posible. En la que se celebran mis logros y se apoyan mis fracasos. En la que no tengo miedo a ser y a caer y a estar. En la que todo importa porque queremos estar bien.
Y hoy quiero dejar esto para que les novies recuerden que son todo lo que siempre soñé, que gracias por ser tan sumamente perfectes y gracias por quererme tan bonito y tan bien.
Les quiero más que a nada en este mundo, nuestra vida juntes es todo lo que necesito.
Hace un año desde que miré a esos ojos color café y pensé: "Esta persona es demasiado para mí". Un año desde que decidiste volver a cruzarte por mí vida y ponerla patas arriba (en el muy buen sentido). Y aquí estoy otra noche más con poco sueño pensando en todas las cosas que me haces y me hacéis sentir. Nunca podría haber imaginado sentirme así de satisfecha con mi vida, sentirme tan bien con quiénes están a mi lado siempre. Quiénes son mi espacio seguro entre todo el caos. No sé expresar todo lo que me encanta estar con vosotres.
Y sí, soy una ñoña y una cursi que pega más en todos los clichés de la monogamia, pero es que me encanta nuestra ternura no-monogama y saber que esto no va a ser leído desde las imposiciones de la exclusividad capitalista. Que no necesito que estas personas sean "mías". Porque me basta con que sean personas independientes con las que comparto mi vida y que la hacen mil veces más vivible. Y quiero seguir siendo una ñoña que haga que ella sonría sonrojada y él se quede sin palabras porque se le da mal expresar sus sentimientos. Quiero toda una vida cumpliendo todos esos sueños que aún nos quedan por cumplir, siempre juntes. En nuestro cosmos de cuidados que pretenden escapar un poquito del ritmo capitalista para darnos un pequeño descanso.
Y quiero seguir haciendo mil planes con elles que me permitan seguir descubriendo todo lo que soy. Lo que soy con elles. Quiero construir un mundo que sea nuestro. Y qué compartir con todas esas personas que sean espacio seguro para nosotres. Quiero estar aquí y no podría sentirme más agradecida de estarlo.

domingo, 11 de febrero de 2024

Café

Se hace de noche en nuestra cama, la comida empieza a hacerse en la cocina mientras hacemos pereza y él cocina. Entonces me preguntas si quiero ducharme contigo y acepto sin dudar ni un solo segundo. Y no solo porque quiera ver una vez más ese cuerpo desnudo y mojado. Si no porque me duele absolutamente todo y me vendrá bien el agua caliente en la espalda.
Entramos en la ducha, me besas y me enciendo. Noto tu respiración entrecortada mientras descienden mis manos por tu espalda hasta reencontrarse con tu culo y apretarlo con fiereza. Te acerco más a mi cuerpo. Nos besamos durante lo que me parece un paraíso, hasta que llaman a la puerta del baño para decirnos que está casi lista la cena y que dejemos de meternos mano.
-¿Por qué no apagas la sartén o lo que sea y te metes aquí con nosotras?- Dices con esa sonrisa pícara que tanto me gusta, mientras te muerdo el cuello. Me sientas en la silla de la ducha y me pones tu vulva en la cara para callarme. Comienzas a moverte mientras sujetas con fuerza mi pelo y él nos mira embobado desde la puerta. Te siento derretirte en mi boca y gemir hasta encorvarte hacia atrás. En ese momento él ya no lo soporta más y va a apagar la cena. Creo que se viene segundo asalto pero yo estoy demasiado entretenida con tu cuerpo para detenerme a pensar en nada más.
Él entra y disfrutamos de la ducha más larga que hemos tomado en años. Entre gemidos, respiraciones entrecortadas, mordiscos y azotes. De repente se hace la calma, seguimos lavandonos y él sale a ver cuán fría se ha quedado la cena. Ella y yo nos quedamos lavándonos suavemente.
En ese momento vuelve a sentarme en la silla y me besa suavemente los labios, coge el champú y comienza a lavarme el pelo. Con suavidad, con la ternura que solo tienen sus manos. Veo como me lava tranquilamente el pelo, me aclara con suavidad y nos abrazamos. Siento todo el calor que hemos disfrutado multiplicado por mil, transformado en esa ternura de cuidarme cuando sabe que estoy cansada. Sentir como me cuidan sin sentir que es una molestia cuidarme.
Me siento la mujer más afortunada del  mundo, con esta diosa a mi lado y aquel dios haciéndonos la comida en la cocina. Todo reducido a nuestro microcosmos doméstico en el que no tenemos que tener miedo, porque somos capaces de demostrarnos cada día que nos queremos.

martes, 30 de enero de 2024

Vida.

Hace un tiempo que pienso
en la enorme suerte que tengo.
Hace un tiempo que trato
de escribir todo lo que siento.
Parece que por fin se ha iniciado
una vida que pensé que había finalizado,
un sueño lúcido que me hace sonreír,
vivir, reír, cantar, bailar, disfrutar...
Una vida que siempre quise a su lado
con todo lo que eso implica,
tanto lo bueno, como todo lo malo.
Porque no me da miedo cuidar
de aquellas personas que me han cuidado.
No temo los demonios 
de las personas a quienes amo.

Cuidar para mí es lo más importante
en un mundo donde la promesa de cuidar
se esfuma en un solo instante.
Dónde prima la individualidad asesina
que nos deja vulnerables ante la violencia
de un sistema que nos quiere muertas.
Pero elles me cuidan, de muchas formas
que jamás creí que mereciera.
Elles me hacen ver que soy una persona válida,
que merezco ser cuidada y amada,
que todos mis traumas se quedaron
en un pasado que no quiero seguir recordando.

Me cojo de sus manos y me sonríen
haciéndome sentir segura de lo que quiero
a estas dos personas con quiénes
tengo planificado nuestro futuro.
Con quiénes tengo una familia elegida
formada de muchas más personas maravillosas
que nos cuidamos mutuamente.
Y quiero seguir creciendo con elles,
quiero seguir creando ese futuro que soñamos
les tres en nuestra cama gigante dándonos
mimos hasta que el amanecer se cuele
por los puntitos de la persiana 
que hemos olvidado cerrar.

domingo, 7 de enero de 2024

Menos miedo y más amor

El miedo ya no es tanto,
porque me das la confianza,
los cuidados, el cariño y el abrazo
que siempre he estado necesitando.
Puede que tenga inseguridad,
que haya días que se me atragantan.
Pero tú eres capaz de cuidar
todo el mundo que soy y liberar
a esta niña de toda su mochila emocional.

Permitirme apoyarme en ti,
sin miedo a contarte todo lo que soy,
sin miedo a contarte de mí.
No tener que huyas de mí, 
porque quieres estar conmigo
y me lo dices así.
Porque no tengo que adivinar lo que sientes,
porque puedo hablar de todo y no me mientes.

Me siento segura aunque a veces sienta inseguridad.
Suena a paradoja, pero es mi realidad,
porque por mucha inseguridad que sienta,
sé que te la puedo contar y no me vas a juzgar.
No vas a huir por mis demonios ni me vas a hacer sentir mal.
Me cuidas y buscamos juntes formas de hacer que todo vaya bien.

Y por eso te quiero y por eso estoy aquí escribiéndote de nuevo.
Porque adoro sentir que puedo confiar en ti
y no tener miedo de que vayas a huir.
Que me quieres y no es todo una fachada por cumplir.
Que estamos juntes en esto, somos un equipo
para hacernos la vida más fácil juntes.
Porque eres el Sol que ilumina mis días 
y yo quiero seguir siendo 
las estrellas que te acompañan.

jueves, 7 de diciembre de 2023

Sol y Luna

Ahora mismo me siento muy plena. Muy tranquila tras la guerra que se ha vivido hace unas horas en nuestra cama. Siento todo y siento paz. Me doy cuenta de lo muchísimo que amo a estas dos personitas porque todo a su alrededor parece cobrar sentido. Porque su calor se transforma en el mío. Porque sus alientos me dan la vida que me suele faltar. Quiero pasar mi vida sintiéndome exactamente así de plena, así de completa.
Y parece extraño pensar que elles me han completado, es un pensamiento muy monógamo. Pero la realidad es que no es que me hayan completado. Han completado la familia con la que siempre he soñado. Han cumplido una de mis mayores metas y uno de mis mayores miedos de que no se cumpliera. Por eso me siento tan sumamente agradecida. Tan plena. Tan llena de la vida que compartimos. Me siento en paz con todo lo que una vez me prometí.
Cuando salí de mi episodio depresivo más duro, me prometí que viviría la vida más maravillosa que pudiera vivir. Que me vengaría de toda la gente que me hizo y hace daño, siendo feliz. Que todo "merecería la pena" porque el destino debía compensarme todo el sufrimiento. ¡Y joder si lo ha compensado! Tengo a las personas más maravillosas a mi lado. No tengo miedo de decir que estoy insegura o que me he angustiado por algún motivo. Y siempre, siempre, luchan contra mis demonios demostrándome que me aman tanto como yo a elles. Me siento en calma por primera vez en... Décadas. No estoy luchando cada día contra mis demonios, porque a veces puedo simplemente centrarme en disfrutar de mi familia elegida y descansar. Y me ha costado mucho trabajo llegar hasta aquí, me ha costado muchísimo esfuerzo crear los espacios que necesitaba para sentirme a salvo. Y aún seguimos trabajando en nuestra trieja para que sea lo más segura y feliz posible para todes.

Pero cuándo la veo sonreír, el sol me deslumbra de cara. Y cuando él me mira con lujuria, parece que sus ojos se oscurezcan como una noche sin luna.