Estoy muy cansada de que haya personas que dicen cosas sin medirlas. Que hieren a quiénes se suponen que quieren en un intento se supone de marcar distancias. Un intento quizá de dejar de ser momentos intermitentes en este viaje. Y puede que te dé miedo lo que tienes en un instante, o que yo me engañe diciéndome que fue ese el desencadenante. Pero hay palabras que es mejor no decirlas porque hacen daño. Y no sabes el daño que pueden causarle a una loca, intensa e histérica como yo. No sabes las noches de insomnio que le voy a dedicar a recordar esas palabras y medirlas una y otra vez. Volver a pensar en mil excusas de por qué has dicho eso. Mientras la vocecilla de mi cabeza me grita: NO VALE LA PENA, MÁNDALO TODO A TOMAR POR CULO. TOTAL, ES DEMASIADO BUENO PARA TI.
Y otra vez el silencio de una página en blanco que se amontona en mis manos como respuesta. Otra vez la lucha con mi cabeza por dormir y mañana poder ser productiva y poder salir de la cama. Otra vez de sentirme insignificante en esta vida. Otra vez decirme de nuevo que todo es mentira y que estoy haciendo una montaña de un grano de arena.
Pero esta noche de nuevo es ansiedad capitalista por no ser suficiente para conseguir algo más. Al mismo tiempo que pienso que no es justo tener que seguir peleando con todo y todos por salir adelante y seguir otra vez produciendo para existir para seguir produciendo.
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