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miércoles, 18 de julio de 2012

La Ruptura del Alma

"-Y con cada puesta de sol te recordaba, porque dejaste una huella importante en su vida vacía y necesitada de amor, porque no dudaste cuando le dijiste "Te quiero", porque tus ojos decían la verdad cuando prometías un para siempre. Por esas razones y muchas más no me extraña nada que no le encuentre sentido a la vida cuando te ha perdido.- Dije al oído del idiota que había decidido marcharse dejándote allí, llorando, sin ganas de nada. Le dije todo lo que tenía que decirle, pero parecía que no le afectaba. Me iba a ir cuando me agarró y me acercó a sí mismo y me asusté. -Mírame a los ojos, sigo queriéndola, pero debo dejarla ir.-Dijo con unas lágrimas en los ojos y tristeza en el corazón.
Nunca sabré por qué dijo lo que dijo, ahora te toca a ti ir corriendo a su casa y preguntarle lo que quieras, yo ya he cumplido como amiga. Recuerda, te quiero y te apoyo."
En ese instante Alma se vistió a toda prisa y corrió al encuentro con la persona a la que quería, al encuentro del amor de su vida. Llegó a la puerta del chico y llamó con todas sus fuerzas. De pronto se abrió la puerta despacio, sin prisa y detrás apareció él, con los ojos llorosos y un arma de fuego en el pantalón.
-¿Por qué me has dejado, si aún me quieres?- Dijo como pudo para no echarse a llorar delante de él.
-Porque me muero.-Dijo y se echó a llorar como un niño desvalido.
-No...-Dijo sin poder contener las lágrimas ya que la sola idea de perderle la hacía sentirse mal.
-Da igual, no quiero sufrir, mañana estaré muerto y no quiero que estés triste por mi, sabes que te amo, solo que no puedo dejar que la gente me vea mal, prefiero morir con la cabeza alta.- Dijo sin permitir un "No" por respuesta así que, Alma, se rindió y solo pidió una cosa.
-Quédate un día más, solo un día conmigo. Mañana puedes hacer lo que quieras, si lo deseas te ayudaré.-Dijo con un nudo en la garganta y un sentimiento de culpa en el corazón.
-Esta bien, pero solo porque deseo seguir contigo, aunque sea solo de alma y así tendrás un recuerdo de mí. Siento que te hayas tenido que enterar así...-Dijo llorando cada vez más.
-Vale, sécate las lágrimas y nos iremos, nos iremos a aquel lugar que tanto te gusta, el de nuestra primera cita.-Dijo con poca gana de nada, pero iba a hacerle feliz, su último día. Al final del día tal vez cambiara de opinión. Llegaron al parque en el que se dieron su primer beso, en el que se dijeron que se querían. Las lágrimas surcaron sus mejillas en un intenso beso que selló para siempre su amor. Eran las 23:59 de la noche cuando se dieron cuenta de que el tiempo pasaba, nada hacía que se separaran ni un instante. Tenían miedo. Miraron la luna con recelo y le dijo:
-¿Ves ese queso gigante que cuelga del cielo?- Asintió.- Pues yo me convertiré en ese queso al morir y te vigilaré y protegeré hasta que encuentres alguien que lo haga por mi. Debes hacerlo, no quiero que malgastes tu vida por mi.- Dijo y le abrazó. Sacó el arma del pantalón, la besó en la frente y se encaminó hacía el río en el que lo perdió de vista mientras ascendía contra corriente. De repente oyó un disparo y se le encogió el corazón, dijo adiós a su amor y se sumió en una depresión que solo Almender pudo arreglar.

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