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sábado, 14 de abril de 2012

El Viento del Norte

Un suave aire recorría la pradera de verdes campos y brillante flores de diferentes colores. Las flores constaban de unas pequeñas gotitas del rocío que acababa de caer aquella madrugada, las aves canturreaban por encima de las cabezas de la pareja que había ido allí a pasar la tarde. La manta de cuadros verdes y blancos que habían traído tapaban un trozo de pradera, encima de ella estaba la cesta y los platos, nada más. La pareja jugaba al escondite en el bosque, Alex se había escondido tras la colina y Gerard lo buscaba para decirle lo que realmente les había llevado a estar allí. Gerard amaba realmente a Alex y le iba a pedir matrimonio, el miedo estaba paralizando todos sus músculos, quería que le dijera que sí, pero Alex no era muy aficionado al matrimonio y nadie de su familia sabía que era gay. Y mucho manos que tenía novio o que pensaba casarse con su novio.
Encontró a Alex y lo llevó hacia la manta y comenzó a servir la comida, de primero una ensalada verde con carne picada. De segundo un suflé de queso hecho a mano por él. Gerard era un chef excepcional. Al final sacó un anillo de su bolsillo y se arrodilló junto a Alex. Este comenzó a emocionarse cuando Gerard le dijo:
- Cariño, llevamos juntos 4 años y creo que estamos preparados para ir un paso adelante y casarnos, si quieres...- Alex interrumpió a Gerard con un beso en los labios y así selló la boda.
Se casaron en verano, en un restaurante con vistas al mar y fueron felices el resto de sus vidas.

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